Teo
Esto es completo fracaso o tal vez, estoy pidiendo mucho.
Hace dos horas llegamos a Paris y me encantaría, sincerarme conmigo mismo y decir el motivo, del porque estuve pegado a la ventanilla del autobús y cuando llegamos al hotel, lo único que hice fue observar a cada chica que pasaba por mi lado, sé que estuve a una mirada de que alguien me pegue una bofetada por la poca disimulación, de mi cabeza volteándose para cada lado.
Dos horas y no hay rastros ni de mis amigos ni de Isabela.
Y si quizás...no, imposible que ella no participe en uno de estos encuentros que tanto soñamos los dos juntos de críos.
Sé que mis amigos ya se encuentran y por suerte, alojados en el mismo hotel que mi equipo. Los mil mensajes de Luka me dejaron en claro lo emocionado y feliz que está por esto, lo entiendo, hace varios años que tampoco los veo a ellos.
Desde que me fui y ellos comenzaron su nueva vida en sus respectivos equipos e Isaac en otro país estudiando, los entrenamientos y problemas que tuvimos en el intermedio, nos hizo imposible pactar una fecha para reencontrarnos los cuatro, en algún lugar del mundo.
Los extraño, de eso no hay duda y me encantaría, volver a esos días en los que salíamos del colegio y nos juntamos en casa de Alex hasta altas horas de la noche.
Es difícil luchar contra los recuerdos que muchas veces atormentan mis pensamientos. Estoy seguro que mi vida de ahora, le pertenece por competo a Argentina, pero mis amigos y mi familia, siguen doliendo en cada fiesta, en cada cumpleaños y en cada día que mi corazón duele por tenerlos cerca.
Pero es más difícil, es el sentimiento de angustia que me nace cuando pienso en ella, la idea de no volverla a ver fue haciéndose real al pasar los años y dentro mío, siga latente ese pequeño Teo de dieciocho años que lo que más anhelaba era tener nuevamente a su chica a su lado.
Un día como este...estos juegos, que tanto deseábamos cuando éramos un par de adolescentes. Y ahora ella, no está aquí o si lo está, no es lo mismo. Tiene su equipo, su nueva vida y seguramente, una persona confidente en lo que es el vóley, algo que por un tiempo, fue solo para nosotros.
Tal vez no la olvide por completo y necesite, una última actualización de Isabela, para saber que si está haciendo su vida, que si está jugando en algún lugar lejano de mí y que, encontró alguien que le ama, quizás, mejo de lo que yo pude hacerlo en un pasado. Está bien, supongo, Isabela merece esa persona que se queme por ella y que le entregue su corazón completamente latiendo entre sus manos.
— ¿En qué tanto pensas, Teo?
Gire mi cabeza para encontrarme con Benjamín, parado a un lado mío y recién ahora, me doy cuenta que estuve caminando por los pasillos del estadio, completamente solo y vencido en mis propios pensamientos.
—Soñábamos con esto. — respondí, con mi mirada perdida hacia delante. — Y ahora, no lo sé, siento que el vóley dejo de hacerme sentir tan vivo y estoy seguro, que es porque tiene muchos recuerdos.
—Hace tres años que te conozco y recién ahora, logro que me cuentes algo de tu pasado. — comenta, apoyándose en una de las paredes. — No conozco su historia, pero sé que ese collar lo cuidas más que a tu propia vida y ahora, que se el motivo, opino que no lograste olvidar a esa chica.
—No sabes lo molesto que es tenerla presente en tu cabeza casi todos los putos días. — confesé. — Y lo peor, es que si la conocieras, es molesta, egoísta y no tiene para nada sentido del humor.
—Te acabas de describir. — bromeo, ganándose una mala mirada. — No me mires así, digo la verdad.
—Ella me pego su manera horrible de ser. — suspire molesto. — Antes era muy diferente y sé que, en algún momento de la vida voy a cruzarme a esa mocosa.
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Te quiero, dos metros cerca
RomanceSegunda parte de Dos metros lejos. Ellos se conocieron de pequeños. Se volvieron a reencontrar en su adolescencia. Teo, que había olvidado ese recuerdo de su niñez. Pero por otro lado, Isabela, nunca pudo olvidar de aquel niño que seco sus lágrima...