Capitulo 23: En familia

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Isabela

Los murmullos de Teo contra mi oído lograron despertarme. Si otra persona, hubiese osado en levantarme, seguramente iba a hacerle con un humor pésimo. Sin embargo, él siempre supo como hacerlo. Tranquilo, sin apurarme, me susurra en el oído, logrando que su voz ronca me de toda la serotonina que necesito para andar de buenas. Sus labios húmedos rozando el lóbulo de mi oreja, también son de gran ayuda, le envía corrientes de electricidad a todo mi cuerpo, haciendo que me estremezca y una sonrisa se escape de mi boca.

—Llegamos mocosa.

Y debía arruinarlo.

Él no puede decirme Isabela, al parecer, lo tiene jodidamente prohibido.

—Ibas tan bien. — proteste bajándome rápido del auto.

Me acerque a Alex y Lola con el ceño fruncido. Ellos no dijeron nada. Lo único, dieron un paso hacia atrás al verme a la cara.

— ¿Qué hice mal?

—No aprender mi nombre, por ejemplo, idiota. — respondí de mala gana.

Teo rio, acercándose a mi lado y rodeándome entre sus brazos.

—Ya, deja de molestarte por todo.

Vi de reojo el gesto de preocupación de mi hermano, al verle tan seguro a su amigo. Levante mi pie, golpeando su pierna sin piedad, gozando la mueca de dolor que Teo hizo al sentir mi patada.

—Mocosa. — murmuro entre dientes tomando mis mejillas con una de sus manos. — Eres insoportable.

Antes que pudiese contestarle, la puerta de la casa de Teo se abrió, apareciendo Julia con una gran sonrisa que al vernos el rostro se le borro, negó con su cabeza en completa desaprobación.

— ¿Ustedes vienen peleándose, no? — inquirió arqueando una ceja.

Ninguno contesto. Alex, intervino, asintiendo y saludando a Julia, tomando a Lola de la mano para sacarla de la posible zona de guerra.

—Algo me dice que comenzó mi hijo, ¿no?

Asentí haciéndome la víctima. Ella se acercó a su hijo, mirándole con decepción.

—Luego no llores si Isabela decide jugar al vóley con otro chico Teo. — le regaño.

Teo frunció el ceño. Por otro lado, aproveche que Julia no estaba mirándome y le saque la lengua, consiguiendo que él se moleste más.

—No las soporto a ninguna de las dos. — hablo de una vez, caminando hacia dentro de su casa.

Con Julia intercambiamos unas miradas divertidas y luego largamos una carcajada.

—Vamos adentro pequeña.

De inmediato la seguí hacia la entrada de su casa, saludando a su esposo que estaba por dejar unas cosas en el primer piso. Camine hacia la sala, encontrándome nuevamente con Teo. Al momento que nuestras miradas chocaron, el me regalo una sonrisa maliciosa, la cual me preocupo. Algo contra mi está tramando este grandísimo idiota. Sin temor, me acerque a su lado para terminar con esta pelea, pero en el camino me choque con el motivo de su diversión.

No puedo ser.

— ¿Tu madre? Se encuentra de maravilla, por si esta semana te lo has preguntado Isabela. — protesto.

Mi madre se encontraba en la casa. Jodida Julia, con su perdón.

—Le dije que te marque, pero tú viste como es. — intervino Teo negando con su cabeza.

Te quiero, dos metros cercaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora