Capitulo Extra: Otra escritura

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Teo

Le estoy dando el espacio que necesita, pero cada día se vuelve más difícil entenderle. Esta irreconocible. Y de lo poco que ha quedado de ella, sé que va a venir por mí. Podría meter mis narices en muchos lugares de su vida, pero en esto, es algo que nos tenemos prohibidos. Y lo hice. Quiero creer que por su bien, pero Isabela no va a entenderlo. Es terca y orgullosa.

No se hizo esperar demasiado. Ella llego cerrando la puerta con fuerza. Moco sintió la tormenta avecinarse, escapándose de mis brazos y corriendo a buscar refugio dentro de la habitación. Ya me encantaría ser el gato para protegerme de las palabras hirientes de Isabela.

Trague grueso y me acerque a la sala, encontrándome con ella y su gran ceño fruncido.

— ¡¿Qué demonios te sucede?!

—No me importa que estés molesta. — respondí sereno. — Lo hago por tu bien.

— ¡¿Por m bien?! ¡¿Quién mierda te crees para meterte en mi carrera?!

—Tu esposo. — le recordé. — Ya hace unos cinco años Isa...

Ella dio unos pasos hacia mí sin quitarme su peor cara de odio.

— La próxima vez que interfieras en mi carrera...—

— ¿Qué? ¿Vas a amenazarme con divorciarte?

—Sí. — confeso. — Y no pienso advertírtelo dos veces.

—No me das miedo Isabela. — le dije acercándome a ella para tomarle del rostro. — No puedes vivir sin mi mocosa. — sonreí robándole un beso.

— ¡Te estoy hablando en serio Teo!

—Si amor, te creo.

La deje en la sala y me encamine hacia la cocina para terminar de preparar la cena. Ella no pensó en dejarlo allí, sus pisadas detrás de mí y sus protestas me lo confirmaron.

—Teo en serio, no vuelvas a meterte en mi carrera.

Di un suspiro y deje las cosas sobre la mesada para volver a ella, por unos segundos le mire a los ojos, ese verde intenso que antes se encontraba brilloso y lleno de luz ahora estaba apago y desolado. Isabela no es la chica feliz de hace unos años atrás. Le conozco y sé que ha tratado de salir adelante, pero no puede y esa noticia logro derrumbarla por completo.

Me mordí el labio inferior con fuerza, tratando de reprimir las lágrimas que amenazaban por escaparse de mis ojos. Trague seco y volví a repetirme lo mismo de siempre: vamos a superarlo. Y vamos a encontrar ser felices juntos de otra manera.

—Ven. — le ordene abriendo los brazos. — Ven a darme un abrazo.

Ella no lo dudo y vino de inmediato, escondiendo su rostro entre mi cuello y largando esas lagrimas que ha estado guardando por esta semana.

—Yo no...— sollozo. — Perdón Teo, es que...no puedo, joder, todo esto es demasiado injusto.

—Lo se cariño. — hable, dejándole cortos besos en la cabeza. — Te amo, ¿lo sabes, no?

—Pero no puedo...—

Antes de que ella pronuncie esas palabras la aleje y la tome del rostro secando sus lágrimas que no dejaban de caer.

—Isabela grábatelo de una vez, tu eres mi más grande felicidad. — le recordé. — Vamos a ser felices juntos y con Moco.

—Igual esto no quita que no esté molesta contigo. — lloriqueo pasándose las manos por la cara. — ¿Cómo vas a decirle al entrenador que tenga el ojo abierto Teo?

Te quiero, dos metros cercaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora