Capitulo 26: Promesas rotas

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Hace cuatro años atrás.

Isabela

Estoy muy orgulloso de ti, llego tu momento de demostrarle al mundo de que estas hecha...

Sus palabra siguen retumbando mi cabeza. ¿Por qué Teo? ¿Por qué ahora? ¡¿Por qué demonios lo haces?!

El día que decidiste irte, fui la primera en apoyarte, no me fastidie y podría haber elegido ese camino tan caprichoso y egoísta, pero no lo hice. Pensé en ti y en tus sueños. Más de una noche a tu lado quería pedirte a llantos que no te marcharas. Fui la única en respetar tus decisiones, sin oponerme a nada. ¡Y te estaba perdiendo maldito imbécil!

¿Y tú? Vuelves a aparecer en mi vida luego de un año. Cuando la decisión más importante de mi vida está al frente de mí.

Ahora mismo no puedo irme de España. Necesito verlo por mí misma, saber que tú no sabes de mi destino. Y si lo sabes, prometo no perdonarte en mi vida.

Ese equipo Español estuvo meses detrás de mí, sin embargo, la idea de dejarlo todo atrás y comenzar una vida en Paris me hacía mucha ilusión, hasta que escuche las palabras de Teo en la boca de Alex.

Otra persona que me decepciono, mi hermano. Alex sabe el poder que Teo tiene en mí y no le importó usarlo, prefiero cumplir los sucios caprichos de su mejor amigo y no mi sueño. Ambos lo pisotearon todo.

En el momento que le corte la llamada a ese equipo Español, me voltee para encontrarme a Alex y Lola, aun de pie a unos metros de distancia de mí, observándome con curiosidad a mis repentinos movimientos.

Negué con la cabeza. No puedo irme, cuando Teo sabe que todavía me encuentro en España.

Ellos no dijeron nada. Volví a ellos con mi maleta a la arrastra y con mis ojos llorosos. Lola fue la primera en dar el primer paso, tomándome la mano y dándome un apretón en ella, tratando de pasarme buenas energías. No las tengo. Su estúpido novio y hermano mío, acaba de joderme la decisión más importante de mi vida.

— ¿Qué sucede Isabela?

La voz de Alex me saco de mis pensamientos. Levante mi mirada para encontrármelo, con su rostro contraído de la vergüenza y espero que sea por lo que acaba de lanzar sobre mí, sin piedad alguna.

—No puedo irme...no aun.

— ¿Está segura de lo que quieres hacer?

—Sí. ¿Tengo que preguntarle a alguien a donde quiero irme o quedarme?

Alex se calló. No quería sonar así de dura, pero acaba de lastimarme. El, ayudo a Teo a romper la promesa que me hizo.

Estuve un puto maldito año sin saber nada de él, reprimiendo las ganas que tenia de preguntar a Alex como le iba a en todo y si le gustaba donde se encontraba. Cada vez, que esa loca idea, tomaba lugar en mi cabeza, la ahuyentaba con que Teo estaba cumpliendo sus sueños. Y el, iba a respetar los míos.

Claramente no lo hizo.

Esto me enfada tanto, que Teo, luego de un año siga teniendo ese poder en mí, tanto así, que elija quedarme en este país por él y la loca idea de que podría volver aquí.

—Alex, ¿puedes acompañarse a los sanitarios?

La voz agria de Lola me hizo mirarle. Ella acaba de entenderlo todo y su mirada de desaprobación hacia mi hermano, demuestra lo enfada que esta. Alex se merece una buena regañada por parte de mi amiga.

Esta es mi oportunidad. Y estoy segura, que voy arrepentirme demasiado, pero si él lo hizo, me merezco saberlo.

— ¡Mierda! — exclame, mirando la pantalla de mi celular y llamando la atención de mi hermano y Lola que aún no se habían marchado.

Te quiero, dos metros cercaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora