Teo
Hoy se termina ese gran misterio que estuvo atormentándome por cinco años. En minutos, se define todo esto.
El rostro de Benjamín sigue siendo un completo desconcierto, mientras que Micaela va a su lado con una gran sonrisa, como si todo lo que estuviese pasando en estos momentos fuese de lo más divertido.
No lo es.
Hay muchas cosas en juego, como por ejemplo, mi gran orgullo como jugador profesional de vóley.
A lo mejor, esta no es la hora perfecta para disputar esta revancha, pero ahora mismo, no puedo darme marcha atrás, cuando me costó una hora contada a reloj levantar a Benjamín una mañana en la cual no jugamos y tampoco entrenamos. Nuestro día libre, interrumpido por como dijo el, mis idioteces, en su acento que lo hace todo mucho más divertido.
Pero lo que me costó más, fue contactarme con ella y hacer que se despierte mucho más antes que lo planeado y por lo que veo, su mal genio mañanero no cambio en lo absoluto, lo único que dijo al contestar la llamada, fue la palabra que en estos cincos años extrañe tanto, idiota.
Luka no tuvo ningún problema en salir de su cama y en levantar a Alex, que de lejos ya se ve su característico ceño fruncido, pero de todos estos tontos a nuestro lado, es el único que puede prestar atención en algo así y el más perfeccionista. Lo necesitamos, para este papel tan importante.
—Mocosa. — habla con una gran sonrisa.
—Idiota.
Isabela, como de costumbre, se encuentra a unos pasos de distancia de mí, clavándome su mala mirada con su pequeña nariz arrugada de enojo, pero también se, que detrás de su falsa irritabilidad por mi llamada, se hallan esos ojos verdes llenos de adrenalina y ganas de ponerle un fin a esto.
— ¿Preparada para perder? — pregunte en tono burlón.
—El único que va a perder eres tú, imbécil. — dijo entre dientes.
De lejos se escucharon las carcajadas de Benjamín y Luka por nuestro pronto acercamiento y malas miradas entre sí. Ya que no importa que tanto tiempo pase entre nosotros, el odio y las ganas de despellejarnos por completo no se van a ir tan fácilmente.
Cuando nos referimos a nuestras carreras y enfrentarnos juntos, la quiero arruinada, llorando y totalmente ardida por no recibir ninguno de mis saques, como en el pasado, quiero pisar su maldita soberbia dentro de la cancha.
—No tienes la más puta idea de las ganas de aplastarte que tengo mocosa. — espete.
—Como siempre, hablas mucho y haces poco.
Di un paso hacia ella sin quitarle mi gran ceño fruncido.
—Vamos a ver que estuviste haciendo en este tiempo enana.
—Si te dan las pelotas, repetilo. — lanzo con su voz totalmente agria.
— ¿Pueden cortarla, por favor? — Alex intervino de mala gana. — Ya son adultos para causarle dolores de cabezas a las personas que se encuentran a su lado.
— ¡Vale, vale, que lo arreglo! — exclame, levando mis manos en señal de paz. — Isabela.
Me acerque a ella y de un rápido movimiento le deposite un pequeño beso en los labios, causando que se sonroje y que Alex me clave su mala mirada y eso haga que mi carcajada empeore.
— ¡Como los extrañe! — grite con una gran sonrisa.
—Voy a matarte Teo. — dijo Isabela, tratando con todas sus furias no sonreír.
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Te quiero, dos metros cerca
RomanceSegunda parte de Dos metros lejos. Ellos se conocieron de pequeños. Se volvieron a reencontrar en su adolescencia. Teo, que había olvidado ese recuerdo de su niñez. Pero por otro lado, Isabela, nunca pudo olvidar de aquel niño que seco sus lágrima...