Capitulo 34: Mocosa & Idiota

1.3K 67 12
                                    

Isabela

— ¡Tres meses no sirven para preparar una boda! — grite. — ¡Le dije que esto no iba a funcionar!

—Espera Isa...

Sus palabras quedaron a la mitad cuando di el portazo de mi habitación, encerrándome allí para sentarme en el suelo, abrazando mis piernas y escondiendo mi rostro lloroso entre ellas.

Todo esto iba a salir mal y lo sabía, tenía ese horrible presentimiento viajando por dentro de mi cuerpo.

—Abre Isa, por favor. — la voz de Paula se hizo presente del otro lado de la puerta.

— ¡No, déjenme en paz! — les grite, con la voz entrecortada. — ¡No pienso casarme así de fea!

— ¡No estas fea!

— ¡Si lo estoy y Teo no va a querer casarse conmigo!

Deje de escuchar las suplicas de Paula, Eva, mis amigas y madre para que decida abrirles la puerta. No pienso hacerlo. Y no voy a salir de este cuarto en todo el día. No me voy a casar con un vestido que no logra prenderme.

Hace una semana que me lo probaron, entraba perfecto y les quedaba unos pequeños retoques. No quiero pensar que le cortaron alguna parte y por eso mismo no me queda. La respuesta es que engorde por quedarme en cama toda la semana y no salir a correr las veces que Lola me lo pedía.

Todo me pasa por ser una maldita floja.

Y me niego a casarme con un hombre tan guapo, al que los trajes le quedan de una manera que te hace temblar las piernas con esta apariencia, en el cual, mi vestido de casamiento no me prende, mi cabello no les hace la vida fácil a los peluqueros y mi humor esta horrible. Lo único que quiero hacer es esconderme a llorar todo lo que mi cabeza desee.

—Isa...

— ¡Paula, no voy a salir!

La hermana de Teo, junto a mis amigas, son las que elegí como mis damas de honor. Son las personas que siempre me han apoyado desde el comienzo de mi relación con Teo. Ellas se merecían esa mención tan especial.

Sin embargo, ellas no sabían qué iban a tratar con una persona súper inquieta, indecisa y llorona. Sobre todo Paula, que conoce mis mejores versiones, ahora, creo que debe entender que no era yo la que le tenía paciencia su hermano. Era al revés. Siempre fue así, de los dos, Teo es mayormente el tranquilo y paciente. Si es verdad que tiene delirios dramáticos, pero se resuelven fáciles con un beso en su boca. Lo mío no termina con sus besos, sigo y sigo sin parar.

—Isabela, sal, que lo único que vas a lograr es retrasar la celebración.

Mi madre, siempre siendo tan cálida y asertiva con sus palabras. No es lo que quiero escuchar. Y no me interesa. Así no voy a casarme con Teo.

— ¡Olivia! — le escuche a Eva. — Cariño, vente, sal, te vas a ver preciosa.

No respondí.

Y no importa cuantas palabras bonitas usen, de esta manera tan horrible no puedo casarme con el amor de mi vida.

Seguí con mi rostro apoyada en mis piernas, dejando que las lágrimas invadan todo mi rostro y para que mentirles, mis mocos también comenzaron a caer rápidamente.

Eso de preparar una boda no es, para nada, fácil. Y Teo, pésima idea, decidió hacerlo todo en tres meses. Quería casarse cuanto antes. Lo entiendo. Desde que me coloco el anillo, espere este día con ansias e iba tachando todos los días en un calendario para que llegase. Los dos estábamos ansiosos para que el día de hoy llegue. Y ahora, lo único que quiero es esconderme y llorar.

Te quiero, dos metros cercaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora