Capítulo 42

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Estoy asombrada con todo lo que mis ojos ven. Estamos en fin de año, en la exposición de pintura de Gareth y estoy muy absorta viendo todo lo que ha creado. Las pinturas eróticas son mis favoritas, aunque este año ha ingresado paisajes también lo hacen impresionante, en este momento observo una donde refleja el atardecer en Bangkok –viaje que hizo con Mark por un tiempo–.

Gareth sabe jugar con los colores, las texturas y todo lo que puede llevar una pintura, alzo mi cámara fotográfica y tomo un par de fotos en varios ángulos. No tengo más de treinta minutos que llegue, no he visto a ningún conocido así que decidí adelantarme y ver varios cuadros, incluso me encontré con Lena al llegar y sonriente me ofreció uno de los panfletos donde deja saber cada área de cuadros creados por Gareth.

Cuando me detengo en uno que llama mi atención, algo comienza a ocurrir en mi cuerpo e incluso me inquieta y a su vez me da un sabor picante e intenso. Noto la pintura delante de mí, la chica esta de espaldas, su espalda desnuda, el cabello largo en color chocolate y una mirada oscura de reojo. Por instinto llevo mis dedos a mis labios, porque extrañamente es como si me reflejara en ella, es como si sintiera que esa soy yo. Una vez mal alzando la cámara para tomar una fotografía, la calidez de una mano se posa en mi hombro desnudo y me hielo en mi lugar.

Siento su cercanía más apegada a mi e incluso su labio –que se mantiene entreabierto por su respiración cálida– me eriza la piel. Trago duro y por unos segundos cierro mis ojos, creo que fue mala idea utilizar una vestimenta que consta de un vestido que deja mis hombros descubiertos y luego la tela baja hasta mis muñecas, intento ver por encima de mi hombro, pero el cuadro me tiene tan hipnotizada que solo disfruto por un instante de la cercanía del hombre detrás de mí.

–Esa eres tú, Grace... –dice con voz ronca, relamo mis labios. –Y debo reconocer que Gareth hizo lo que yo le pedí.

– ¿Lo que tú le pediste? –digo casi que sin aliento.

–Sí, lo que yo le pedí... –los dedos de Balián comienzan a bajar por mis brazos cubiertos por la tela suave de mi vestido y cuanto desearía sentir su tacto en su totalidad. –Le di una foto a Gareth de tu rostro, le pedí que jugara con su creatividad artística y te reflejara en uno de sus cuadros, definitivamente, si lo logro.

De inmediato volteo a verlo, mis pulsaciones se vuelven un desastre cuando lo veo con su cabello abundante estilizado hacia atrás, ese arete en el lóbulo izquierdo –y que poco se nota– lo hace ver tan interesante y me encanta. Balián va enfundado en un traje color negro, con la camisa de dentro en color blanco, los primeros botones abiertos y sin una corbata que de verdad ni necesita. El aroma fresco de su loción me encanta y cuando me mira con esos grises tan llamativos, algo se acciona en mí y lo único que pienso es hacer cualquier cosa.

Por mero impulso, tomo su mano y comienzo a encaminarnos entre las personas, agradezco que en este momento ninguno de nuestros amigos aparezca y cuando llego a la puerta que ya tenía en mente, miro a ambos lados y nos adentró. Colocando el seguro, me doy cuenta que es una habitación no tan grande y donde guardan algunos cuadros y parte de exhibiciones que de seguro ya no necesitan. La luz es baja y dejo de inmediato mi cámara y cartera a un lado, Balián tiene su mirada puesta en mí y pasando a su lado, encuentro un escritorio no tan grande y me impulso tomando asiento en este.

Por Favor, Dame Lo Que Te Pido ·Saga Por Favor #2· ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora