Llegas y haces un desastre, eres tranquilo pero tus pensamientos son un completo tsunami.
Eres la debilidad en cuerpo y alma, eres la inestabilidad en el amor, te busco, te encuentro, pero te evaporas, me pides, me exiges y yo cedo, ¿A qué juegas B...
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Hay sonrisas hermosas, sonrisas que en cuanto las visualizas sientes algo tan cálido en tu pecho y esa sonrisa tan hermosa, llena de calidez y amor es la de mi adorable sobrina Alana. Sus manitas toman mi rostro y luego se encuentra riendo al jugar con mi barba, yo le hago cosquillas por su cuello y luego le dejo besos a un ladito de su cabeza.
Su cabello abundante y negro, y esos ojos que gritan Hunther a la distancia. Hace un largo rato que llegamos, Bajhor se actualiza con nuestro primo Hugo, yo estoy con Alana en mis brazos, mientras que de a momentos observo a Frida ir y venir en la cocina, una que otra vez suelta una maldición y se disculpa, aquello se me hace gracioso y luego me centro en Alana.
La verdad es que la pequeña llego para llenar de vida a la familia, mamá es feliz al verla al igual que el abuelo. Varsha siempre está al pendiente de su crecimiento igual que Bahil y Oriel, papá solo le conoce por fotos, desde lo ocurrido con la tía Oriana, se distancio mucho mas de nosotros, aunque en ocasiones solo hace una llamada y luego pasan meses y recibimos otra más.
El resto de la familia solo la conoce por sus fotos y son más que nada fotos privadas, ya que Bajhor cuida mucho la imagen de su familia y solo accedió al artículo que hizo Grace y que la verdad le quedo perfecto. Fueron fotos sencillas, pero donde claramente reflejan el amor familiar de estos tres, yo estoy agradecido con ambos por traernos tanta felicidad que es, Alana.
–Te llego la invitación, ¿verdad? –desvió la mirada y observo a Frida, asiento. –Estoy tan estresada –comenta y me mira. –Tengo tanto miedo que todo salga mal.
– ¿Miedo? ¿Tu? –esta sonríe. –Imposible –se encoge de hombros y luego pasa a probar de eso que cocina y la verdad es que huele delicioso. –Todo saldrá bien, ¿ok?
–No tenía idea de que abrir un negocio propio era tan, estresante y complicado –dice. –Quiero que todo salga bien, que todo tenga un buen recibimiento.
–Confía en ti, ¿Qué no recuerdas que eras una de las más solicitadas en tus tiempos en el House Hunther?
–Era la mejor –ríe un poco y una vez más enfoca la mirada en mí, me mira muy fijo y chasquea. – ¿Cómo van las cosas con Grace? ¿Ya disté con ella? ¿Verdad? –asiento. –Típico de los Hunther, acosadores.
– ¡Oye! –exclamo, Frida ríe. –Pero es cierto, tendemos a ser un tanto, acosadores e intensos.
–Muy intensos, a decir verdad –extiende su mano, tiene un bol lleno de fresas, tomo una y con dificultad la como ya que Alana también anhela comer una y si no la como rápido, me la arrebata. – ¿Qué pasa por tu mente, con respecto a Grace? –suspiro y le miro.
–La quiero en mi vida –digo sin más. –Pero no quiero estropear nada, Frida –de pronto Alana se arrulla y apoya su cabecita en mi hombro. –Grace, ella es la mujer que mi vida necesita.
