Capítulo 17

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Raven

Domingo 19 de abril, 2020

Me quito el casco bruscamente y lo arrojo contra el suelo.

—No fue tu culpa —Hudson trata de calmarme, pero solamente puedo destilar rabia.

—Por supuesto que no lo fue —gruño—. Saxby sabía muy bien lo que estaba haciendo.

Ese imbécil no tuvo ni una mísera pizca de remordimiento cuando me acorraló entre el límite de pista, provocando que redujera la velocidad y chocara con el maldito monoplaza que venía pegado detrás de mí.

—Bien, pero ahora mismo es necesario que te tranquilices un poco que en diez minutos tienes que salir a dar una declaración. Las cámaras lo piden.

—Las cámaras me pueden chupar bien la polla —digo mientras abro una botella de agua. Me bebo la mitad de un tirón.

Me siento tan afligido. Saber que tenía todas las chances para ganar y las energías guardadas desde Austria, para terminar como terminé. Es una gran mierda.

Increíble que esto me esté pasando.

Sé perfectamente cómo es Atticus Saxby... Pero que maneje así de sucio no es digno de él.

Una vez listo, salgo para dar mi maldita opinión de lo ocurrido.

Los periodistas ya se encuentran a la expectativa, esperando por mí.

No son de mi agrado las cámaras ni que me hagan preguntas, pero esto es lo que tengo que soportar por hacer lo que amo.

—Raven, ¿cómo te sientes? —pregunta una periodista.

—No muy bien.

—¿Qué fue lo que sucedió con Saxby?

Me encojo de hombros.

—Creo que eso es algo que deberían de preguntarle a él.

—¿Te sientes, de algún modo, decepcionado por lo ocurrido?

—La verdad que sí; ni bien pisé el circuito tenía una mentalidad ganadora, y lo que pasó fue una pérdida tanto para mi equipo como para mí.

Las siguientes preguntas son una total estupidez y pérdida de mi tiempo, por lo que doy por terminado todo y me dirijo a mi habitación del paddock. Me cambio el overol por unos jeans y una sudadera.

Cuando la carrera llega a su fin, dejando a Saxby como el ganador, salgo derecho para la salida.

En el camino me cruzo con mi compañero de equipo, Hiroshi Seki. A él le ha ido, dentro de todo, bien. Convengamos que un puesto número ocho es mejor que un DNF.

—Que jodido lo que te ocurrió hoy —expresa con un poco de molestia a la vez que me da una palmada en el hombro.

—Una verdadera mierda, para ser honesto —coincido con él.

Ya listo para seguir de largo, Hiroshi vuelve a hablar:

—Oye, una chica te está esperando allí adelante —me indica y asiento.

Alexis está apoyada contra la pared con los brazos cruzados. Su cara luce levemente ceñuda, hasta que me ve y me sonríe de la manera en la que me encanta.

—Siento lo de hoy —se acerca rápidamente y me abraza rodeándome mis hombros. Yo, por mi parte, sujeto su cintura y entierro mi nariz en la curva de su cuello.

Siempre espero encontrarme con ese otro maldito olor familiar.

—¿Quieres acompañarme a mi hotel? —pregunto sin titubear cuando nos separamos.

—Por supuesto.

El sol resplandece en las calles de España, pero el día para mí ya está arruinado. Solamente quiero llegar al hotel y no salir de allí hasta el día de mañana.

Una vez en la habitación que me habían asignado, dejo mis cosas en el piso y me acuesto en la cama. Alexis hace lo mismo.

—No me gusta verte tan agobiado —susurra mientras acaricia mi mejilla. Largo un suspiro—. Déjame ayudarte a olvidar.

Sus labios hacen contacto con mi mandíbula mientras deposita suaves besos sin prisa alguna.

Con Alexis todo es así: fácil y lento. Sin apuros.

Una vez que su boca finalmente llega a la mía, no hago nada para detenerla.

Estos labios no son los de Leighton.

Pero joder, creo que puedo acostumbrarme a ellos sin ningún problema.

Agarro la parte detrás de su cuello para intensificar el beso, y no tarda ni dos segundos en subirse a ahorcajadas sobre mis piernas. 

Este día me voy a permitir olvidar. Olvidar la carrera, olvidar a ese par de ojos grises que sólo terminaron abandonándome. No voy a dejar que lo que no suma en mi vida, siga perturbándome.

Al menos no el día de hoy. No cuando los gemidos de Alexis me llevan al éxtasis y mis embestidas se convierten en la liberación que tanto he ansiado conseguir.

Hasta la última vueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora