Capítulo 25

1.2K 68 3
                                    

Raven

Domingo 19 de julio, 2020

Dos semanas, y Hudson no da señales de querer regresar de su viaje a Los Ángeles. Alexis no se queda atrás, se había ido a Chicago y desde Bélgica que no la veía. Aunque hablamos seguido, es obvio que sigue estando esa tensión desde el incidente de la mamada.

Y creo que no está de más mencionar a Leighton... El último drama mediático en el que me incluyó.

¿Por qué? Últimamente todo son preguntas sobre ella, pero sin ninguna respuesta, y eso me exaspera.

«Él quería a una animadora, ahora la tiene».

¿Realmente piensa que yo quería eso? ¿Que esa era la forma en la que la veía?

Cada vez me doy cuenta de que la persona que tuve a mi lado durante cuatro años, no me conoció en lo absoluto.

No vale la pena dar vuelta nuevamente toda mi vida por sólo un encuentro de miradas efímeras.

De verdad que no.

Y Alexis... Realmente la he cagado con ella, pero pronto arreglaré las diferencias que hay entre nosotros. Porque la quiero y, precisamente por eso, creo también que ya es tiempo de dar el siguiente paso.

Cruzo la línea de meta que me da el primer puesto del Gran Premio de México, y todos mis pensamientos se dispersan al darme cuenta que, luego de tres carreras sin mucha suerte, logro conseguir estar en el podio como se supone que debe ser.

Es tiempo de volver a encarrilarme.

***

Lunes 20 de julio, 2020

En cinco días correré en Brasil, pero en estos momentos me hallo en Chicago tras la puerta de la casa de los Grimaldi.

Me suda un poco la frente y estoy un poco aterrado, quizás Alexis le ha comentado a su padre que, de algún modo, la herí.

Rezaba por que no fuese así.

Acaricio la cabeza de Logie buscando que esa acción calme estos nervios internos. No había encontrado a nadie que me lo cuidara, por lo que traerlo conmigo fue una decisión de a último momento. Aunque él no es un perro molesto, sí que busca a toda persona a su alrededor para que lo acaricie. Todavía recuerdo esa vez en Silverstone cuando se acercó a Leighton sin dudarlo. Ella siempre tiene ese poder sobre cualquier humano o animal, hace que la quieran con tan sólo un intercambio de palabras o su simple presencia inclusive.

Es tan fácil quererla, pero sacarla de tu vida se siente como si te quitaran el oxígeno.

Toco la puerta, y en cuestión de minutos la abre la señora Prudence, o sea, la madre de Alexis.

—Señora Grimaldi —la saludo amablemente.

—Oh, Raven... —suspira—. Pasa.

Extiende la mano, invitándome a entrar, y lo hago; pero enseguida, al pasar por su lado, me para colocando su dedo índice en mi hombro.

—Dime sólo Prudence, ya lo hablamos a eso —dice con voz susurrante, y sonríe. No le respondo nada y sigo de largo, aunque un poco incómodo.

Algo tiene esa mujer que logra incomodarme a niveles extremos cuando me dirige la palabra.

Dejo a Logie en el patio jugando con el gato de la casa y subo rápidamente las escaleras para ir al cuarto de Alexis. Tomo un poco de la valor y me adentro en él sin golpear.

—¿Qué demonios...? —exclama con enojo, pero su semblante cambia al verme—. ¿Qué haces aquí, Raven?

—Lo siento —hablo en un murmullo—. Tenías razón... Sé lo que dije cuando ocurrió eso, y de verdad... De verdad que lo lamento —admito con un poco de pudor.

Se levanta de su cama y camina lentamente hacia mí.

—Vienes, admites lo que ya sabía, y... ¿Ahora tengo que perdonarte?

—Solamente si tú quieres.

—Eres increíble —bufa.

—Me extrañaste —afirmo mientras coloco un mechón de su cabello detrás de su oreja.

—Obvio que sí, pero no por eso voy a dejar pasar que sigues sin superar a tu ex novia.

—Ya la superé —miento—. Eso sólo fue un desliz, no volverá a ocurrir.

—¿Cómo puedes asegurarme eso?

—Pues... Espero que tengas una valija aprontada, porque mañana en la tarde nos espera un vuelo importante.

Me mira con cierta duda, pero enseguida sus comisuras se levantan tratando de dejar salir una sonrisa.

—¿Qué estás tramando?

—Ya lo verás...—le doy un suave beso que ella acepta a duras fuerzas.

***

Martes 21 de julio, 2020

—Un vuelo de once horas, y una viaje en carretera de una hora y cuarenta minutos —resalta Alexis, un poco cansada—. Realmente espero que sea importante esto. No me gusta viajar.

Yo sólo me rio ante sus palabras. Estar conmigo es un viaje constante, espero que pueda aguantarlo.

Llegamos a Northampton, el distrito en el que viven mis padres en Inglaterra.

Alexis va a conocerlos, y espero que cambie su cara de «feliz cumpleaños», porque si no, mi madre no tardará en darme su negativa.

Aunque, seamos sinceros, cualquier chica que no sea Leighton, es un «no» para mi madre.

Al estacionarme en la casa de mis queridos padres, Alexis me mira expectante.

—¿Quién vive aquí? —pregunta señalando, y yo le sonrío con suficiencia.

—Tus suegros —le informo, y se queda de piedra recalculando lo que le dije.

Salgo del auto y enseguida me persigue.

—¡Raven! —exclama asustada—. No puedo entrar, no me hagas hacerlo. Me van a odiar.

—No digas tonterías —la calmo pasando mi brazo por sus hombros—. Todo estará bien.

Entramos, y en la sala no hay nadie. Por lo que nos guío hacia la cocina, ya que se pueden escuchar voces conversando.

—Tú naciste para las grandes cámaras, y no hay cosa que me ponga más feliz que verte cumpliendo tus objetivos, mi querida Gray.

No tengo que escuchar más para paralizarme en la puerta que me da la vista a una Leighton sonriente y a mi madre bebiendo té.

Aquí vamos de nuevo.

Hasta la última vueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora