Leighton
Miércoles 1 de abril, 2020
En tres días será mi cumpleaños, y Maeve no para de hacer planes. La fiesta sorpresa que tenía planeada hacer se había ido a la borda cuando la escuché hablando sobre ello.
De igual manera, no tengo pensado pasar mi cumpleaños en compañía. Por eso, me estoy encargando en este momento de buscar en mi MacBook algún vuelo de mi agrado para hacer mañana.
Las ganas de partir en un crucero por el mundo me están respirando en la nuca, pero creo que sería demasiado precipitado irme así de la nada.
Al final saco dos pasajes con destinos diferentes. El primero de ellos será a Alaska. Tres días de total calma viajando por los aires.
Sí, definitivamente es lo que necesito.
Empiezo a hacer la valija para meterla en mi auto y que así sea más fácil irme mañana sin que Maeve se dé cuenta. Me va a querer matar cuando se entere, pero podré lidiar con ello luego.
***
—Así que ahora tengo que rogar, hasta pedir cita previa para poder quedar contigo. Un poco excesivo, ¿no crees? —Winstlyn hace acto de su presencia en el café en el que quedamos encontrarnos.
—No sé de lo que hablas —digo, haciéndome la tonta.
—Claro... —me levanto de mi silla para darle un beso. Ella pasa su brazo por mis hombros para abrazarme—. Te extrañé.
—Y yo a ti —le aseguro. Al separarnos, me mira con los ojos entrecerrados.
—No pienses que me olvidé que no asististe a mi fiesta de cumpleaños —me echa en cara, y yo ya lo veía venir.
—Ya hablamos de eso —ruedo los ojos.
Winstlyn Kane era la novia de Logan, hasta que pasó lo que pasó.
Nunca habíamos sido cercanas cuando mi hermano salía con ella, pero desde que ya no está es como si la parte que ambas perdimos, se hubiera unido inesperadamente cuando él se fue. Desde entonces, Winstlyn encontró una especie de soporte en mí, aunque en realidad, creo que sólo me mantiene cerca porque, de alguna forma, le recuerdo a Logan. Y no voy a mentir, yo también la mantuve en mi vida porque las anécdotas que me contaba y todavía me cuenta sobre mi hermano, logran ablandar mi lado corrompido por ladrillos.
—¿Cómo está Zach? —curioseo sobre su hermano.
—Le va estupendamente. Consiguió trabajo como director de cine y en breve se va a Londres para empezar —cuenta mientras mira la carta—. ¿Y tú? No es por nada, pero oí lo de Raven —levanta su vista para darme una media sonrisa lastimera—. No quise preguntarte por mensaje, así que me esperé hasta verte en persona. O sea, meses. Tienes que contarme todo —suelto una pequeña risa y empiezo el relato de lo ocurrido.
Luego de una hora poniéndonos al día, nos despedimos y quedamos en vernos pronto.
Conduzco devuelta hacia mi departamento. Al llegar, Maeve está en el sofá leyendo una hoja.
—Callum Verwood, psicólogo graduado con honores de Harvard —empieza a hablar, dejándome helada.
Voy a matar a Callum.
—Dame eso —le arrebato la carta que me ha mandado mi psicólogo. La leo rápidamente; dice que tuvo unos problemas familiares y no va a poder atenderme hasta nuevo aviso.
Increíble.
—No tienes porqué leer cosas que no son de tu incumbencia —gruño.
—¿Por qué no me dijiste que habías empezado a ver a un especialista?
—Porque... —tomo una pequeña respiración—. Quería mejorar mi vida por mi cuenta, y sin que otras personas arruinaran o se metieran en mi progreso.
—¿De qué manera podría yo, tu mejor amiga, arruinar tu progreso? —cuestiona, en un tono de decepción.
—No lo decía de una forma literal, Maeve. Yo sólo... —me observa fijo, esperando que continúe, pero no puedo.
—Déjalo, Leigh. No confías en mí, lo entiendo —se da la vuelta para meterse a su habitación. No hago nada para detenerla.
Sí confío en ella. Pero no quiero dar un paso en falso y que esta especie de terapia que estoy haciendo con Callum termine en un fiasco. Eso me desmoronaría de una forma que no quiero experimentar otra vez.
Cuando tuve mi primera experiencia con psicólogos, luego del accidente de Logan, ella estuvo ahí, y vio en primera persona cómo terminaban todas en fracasos que me dejaban en la nada misma.
No puedo ni quiero decepcionarla a ella y, sobre todo, a mí misma. No cuando esta vez toda mi vida está en juego.
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Hasta la última vuelta
RomanceLeighton y Raven ya no se entienden. Lo que para él es su vida entera, para ella es un recordatorio constante de su pérdida. Con la escaza comunicación que los envuelve y los absorbe poco a poco... ¿Podrán salvar algo de su relación?