Capítulo 42

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Leighton

Domingo 6 de septiembre, 2020

—¿Piensas que venimos de vacaciones a Italia? —me encara el tío Jagger por videollamada.

—¿No? —respondo dudosa.

—¡Por supuesto que no, Leighton!

Suspiro cuando me dice lo obvio.

—Si no llegas a tiempo a Venecia, te lo juro, no te vuelvo a contactar para que trabajes en otro proyecto conmigo.

—Bien, lo entiendo, tío —afirmo—. Estaré allí a primera hora.

Jagger corta la llamada sin despedirse.

Sí que entiendo que esté de los nervios por presentar su película en el festival, pero me desgana que busque tanto la perfección. No me quiero ni imaginar cómo lo debe de traer al pobre Emerson.

Vuelvo a tomar asiento en el palco de arriba de los boxes y observo las últimas nueve vueltas de la carrera. Raven sigue estando primero y eso me tranquiliza. Si bien, tuve que llamar a Callum un par de minutos largos, su ejercicio de recordar el pasado me ha sentado bastante bien. Tengo que reconocer que ese hombre fue y sigue siendo de mucha ayuda en mi vida; cuando lo conocí, nunca me imaginé que lograría formar este vínculo con él, y realmente agradezco al destino mismo por habérmelo puesto en las sugerencias de Google.

Raven cruza la línea de meta sin problemas y se consagra como el primer ganador de este Gran Premio.

No me mezclo entre los ingenieros ya que lo voy a esperar adentro del paddock. Cuando toda la ceremonia de premiación se da por finalizada, veo a varios conductores con los que cruzo algunas palabras. Raven se queda hablando con Hudson y otros compañeros; y como no tengo mucho tiempo, me acerco a ellos.

—Ayer nos fallaste, pero hoy sí te vienes con nosotros. Hay que disfrutar nuestra soltería —exclama su compañero de equipo, Hiroshi.

Paro en seco y me les quedo mirando. Raven se aprieta los labios no queriendo contestar a lo que dijo su amigo, y Hudson, bueno, Hudson se ríe como un idiota.

—¿Quién está soltero? —pregunto con malicia, y Hiroshi se da la vuelta con ganas de salir corriendo.

—Yo... —divaga entre balbuceos—. Yo lo estoy, Leighton. Sólo yo.

—Y yo —declara Hudson, y lo miro con mala cara. Qué suerte que Maeve no vino, si no, me puedo imaginar que esta escena no le sentaría del todo bien.

—Ustedes dos, ¿por qué no mejor...? —señalo con mi cabeza hacia atrás, invitándolos a irse.

—Sí, sí, eso es lo que estábamos por hacer —se apresura a decir el japonés, y Hudson lo sigue de mala gana.

Espero a que esos dos tontos se retiren de mi vista y cuando lo hacen, no hago ningún movimiento para felicitar a Raven por la carrera.

—Son mis amigos —señala con su dedo por donde se fueron los susodichos—. Y sólo bromean.

—¿Estás soltero? —hago la pregunta que quise hacerle desde que volvimos a estar juntos.

Hasta la última vueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora