Leighton
Sábado 11 de julio, 2020
No entiendo cómo he acabado en un club con Maeve y Hudson.
El susodicho apareció hace unos seis días en Los Ángeles mientras mi amiga y yo estábamos en plena sesión de fotos.
No sé realmente lo que pasa entre ellos, y sinceramente no lo apruebo, pero al ver la manera en la que Maeve cambia al tenerlo cerca, me hace replantearme que lo que sea que tengan va más allá del sexo.
Me pongo a chequear las redes sociales mientras bebo mi vodka. No paran de etiquetarme en fotos de Raven y su novia. Me repito que no estoy celosa, porque al final del día sé que no durarán mucho.
Al instante recibo un mensaje de Winstlyn.
Winstlyn: ¿Volverás pronto a Baltimore? Extraño a mi amiga.
Leighton: En la semana ya estoy allí. La campaña de Cartier se está alargando.
Winstlyn: ¿Qué estás haciendo ahora?
Le envío una foto de lo que estoy bebiendo.
Leighton: Fiesta.
Winstlyn: Diviértete, y no tomes mucho que luego eres portada de la prensa amarillista.
Respondo con emojis riendo y apago mi celular.
Hudson aparece y toma asiento al lado mío.
—¿Pensativa?
—¿Sobre los tres millones que me hiciste perder? De hecho, sí.
Sonríe, lo que me hace poner los ojos en blanco.
—Los perdiste por impulsiva. No tenías que haber hecho lo que hiciste, hasta cualquier vicioso se daría cuenta.
—¿Me darás clases de póker ahora?
—Oh, no, yo no, pero creí que Raven te había enseñado bien a controlar las jugadas.
—¿Por qué sacas su nombre a relucir?
—Oh, lo siento. Me olvidé que te sigue afectando —se acerca a mí y susurra contra mi oreja—: y más ahora que tiene nueva novia... —hace énfasis en la palabra.
Pongo una cara de exasperación y lo empujo contra el sofá a la vez que me levanto.
No sé qué le encuentra de atractivo Maeve, literalmente es el hombre más irritante que he conocido.
No estoy afectada por lo de Raven, sólo me fastidia que se muestre tanto en las redes y que las notificaciones me exploten a mí por fans que no han superado nuestra relación.
Convengamos que yo tampoco lo he hecho.
Desde arriba puedo visualizar a Maeve en la cabina del Dj, por lo que bajo las escaleras y me acerco rápidamente a ella.
—Me voy a casa, trata de volver antes de las ocho de la mañana, por favor —le digo, y Maeve sólo asiente mientras baila totalmente fuera de este plano.
Tengo en la mira a Hudson y le hago una seña de que la cuide o lo mato.
Al salir del club, ya veo venir los flashes y a los paparazzis esperando para que responda sus entrometidas preguntas. Obvio que lo voy a hacer, si es que hay alguna que me interese responder.
—Leighton, Leighton —gritan mi nombre mientras toman todas las fotos que pueden.
Estoy vestida un conjunto de dos piezas color rojo con brillos, la parte de arriba tiene un cuello largo y mangas largas, la parte de abajo me llega hasta los muslos. Mis zapatos son unos Saint Laurent y el pequeño bolso Gucci.
Me veo, dentro de todo, bastante aceptable para ser portada de revista.
Como me gusta dramatizar, me cubro mi rostro con mi mano y miro hacia mis pies.
—Permiso, disculpen —logro abrirme camino hacia mi coche.
—¿Qué opinas de la nueva novia de Raven? —escucho esa pregunta que tanto he ansiado responder.
Bingo.
Para disimular y no contestar enseguida, enfoco mi vista en mi bolso para empezar a sacar las llaves de mi coche. Cuando logro conseguirlas, sigo caminando, mirando hacia el frente. Hasta que me vuelven a hacer la dichosa pregunta desencadenante de líos.
—No pienso nada en general —hablo finalmente, y soy sincera. Pero quiero drama, y que Raven escuche bien lo siguiente que estoy por decir—. Sólo... Él quería a una animadora, ahora la tiene.
Sonrío y, sin más que decir, me adentro en el coche y lo pongo en marcha para largarme de allí.
Repetí las mismas palabras que Maeve me había dicho ese día de mi cumpleaños en Las Vegas.
¿Pienso que es de ese modo? Por supuesto que no.
Raven no quiere a una animadora, sólo me quiere a mí en sus carreras, y eso era algo que en su momento no pude darle. Y ahora... Ahora no sabría decir si soy capaz de ser lo que él quiere; digo, fui a una carrera y quizás no estuve del todo bien la primera parte, pero creo que si sigo metiendo presión a mis límites, puedo llegar a ver toda una carrera sin que me agarren esos ataques de ansiedad como en Silverstone.
Ya hablaré de esto con Callum el miércoles.
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Hasta la última vuelta
RomansaLeighton y Raven ya no se entienden. Lo que para él es su vida entera, para ella es un recordatorio constante de su pérdida. Con la escaza comunicación que los envuelve y los absorbe poco a poco... ¿Podrán salvar algo de su relación?