Capítulo 43

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Leighton

Viernes 18 de septiembre, 2020

Me pongo en cuclillas y extiendo mis brazos para abrazar a un Logie eufórico que viene corriendo hacia mí. Su hermoso pelaje negro y blanco no tarda en llenar mis fosas nasales con ese olor característico de la casa de los padres de Raven. Estuvo allí un buen tiempo y recién ahora pudimos hacer espacio para que lo trajeran a Mónaco.

—¿Cómo estuvo mi chico? —exclamo con mi voz cantarina, y dejo que me lama un poco la cara, sólo un poco porque llevo maquillaje.

—Me parece que te extrañó más que a mí —comenta Raven a mi lado, que se nota verdaderamente ofendido porque nuestro perro no le muestra el mismo afecto que a mí.

—Ya sabes lo que dicen... —reflexiono—. Los niños siempre serán de mamá.

Agarro la correa de Logie y comienzo a caminar para saludar a los padres de mi novio que se quedaron esperando por sus valijas.

—Eso no me parece para nada justo —agrega Raven a mis espaldas.

Daphne y Cyrus Spinster me miran con tanta devoción que, a veces, me aterra que ese cariño que sienten por mí se esfume. Se que las posibilidades de que eso ocurra son muy escasas, pero nunca nulas.

Luego de los saludos y una pequeña charla, emprendemos viaje hacia el hotel. Me genera un gran nerviosismo que las calles de Mónaco sean tan estrechas, siento que en cualquier momento chocaremos de frente contra otro coche, pero con el conductor que está a mi lado no creo que suceda.

El día soleado hace que quiera pasarme toda la tarde en el yate que Hudson tiene en la ciudad, pero Maeve y Wins todavía están en el avión, así que no es opción ir con los padres de mi novio. Aunque, no me malinterpreten, los amo, pero necesito ponerme al tanto con mis amigas. No obstante, supongo que iré a ver las prácticas con ellos.

Me quedo en la hospitalidad del equipo de Raven con su madre y pedimos un pequeño lunch mientras esperamos a que comiencen las prácticas libres.

—Amo el vestido que llevas puesto, Gray —me alaga Daphne, y me doy un breve vistazo. Tiene un estampado de lirios violetas y me llega hasta las pantorrillas. Combina con mis tacones de aguja de un mismo color violeta pastel que el vestido.

—Es uno de mis favoritos —digo mientras lo aliso con mis manos.

—Déjame adivinar —señala pensativa—. ¿Nino te lo diseñó?

La miro y sonrío instantáneamente.

—Sí, él lo hizo.

—Tengo tanto cariño por ese hombre.

—Yo también.

—Una pena que esté pensando en retirarse —comenta por encima, y mi humor cambia en milisegundos.

—¿Qué? —inquiero—. ¿Nino retirándose? No, de ninguna manera.

—Leighton... —titubea—. ¿Él no te lo dijo?

—Me estás comenzando a asustar, Daphne.

—Oh, mi dulce Gray —susurra apenada—. Creo que deberías hablar con él en algún momento. Sé la gran musa que eres para Nino, te mereces enterarte de su boca por lo que está atravesando.

Hasta la última vueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora