Capítulo 20

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Leighton

Lunes 22 de junio, 2020

Tengo ya todo listo para viajar en dos días a Londres, pero Jagger me contactó ayer para una reunión laboral que, por suerte, será hoy en Baltimore.

El clima en las calles está bastante cálido, por lo que me visto con un top blanco corto y un short largo de color negro con un cinturón. Por si levanta fresco, sumo una chaqueta negra. Y en los pies opto por unas botas negras Gucci.

—¿Te vas? —pregunta Maeve, y asiento mientras agarro la taza que me alcanza.

—Y estoy llegando tarde —doy un sorbo, pero enseguida frunzo las cejas—. Esto es té —digo en desaprobación.

—Sí... No hay café —niego y tomo las llaves de mi BMW.

Me cuesta tanto levantarme a horario, por eso mi impuntualidad es algo cotidiano en mi vida.

Al llegar, me adentro al lugar donde se hará la reunión.

Con una sonrisa tensa, hago acto de mi presencia. Todos los pares de ojos están puestos en mí.

—Siento la tardanza —me disculpo mientras empiezo a sacarme la chaqueta. El tío solamente larga un suspiro de exasperación y sigue hablando.

—Como decía, la fase de edición de la película ya está llegando a su término, por lo que en unos dos meses, aproximadamente, empezaríamos con la última fase de este proyecto: marketing.

Asiento, captando toda la información.

La película está prevista para estrenarla a principios del próximo año. Así que hay que hacer un gran trabajo publicitándola.

Jagger indica que también haremos un par de entrevistas por algunos países y tendremos que estar preparados para los viajes a futuro.

Cruzo algunas palabras con Emerson, y me comenta que estuvo en Alemania estos últimos meses, cuidando a su hermana que había resultado herida gravemente por una colisión de un auto contra ella. Su movilidad en las piernas resultó en nula. Me quedo tan estupefacta que no puedo evitar darle un gran abrazo a Emerson.

***

Jueves 25 de junio, 2020

Es el noveno pan de chocolate que me como desde que aterricé en Londres hace varias horas.

Maeve me mira asombrada, ya que hasta agarro los suyos sin querer  —o queriendo, mejor dicho—.

Las prácticas empiezan mañana, pero yo solamente tengo pensado ir a la carrera del domingo.

—¿Te estás arrepintiendo? —cuestiona Maeve al verme pensativa.

—No, claro que no. Sólo... No lo sé —me sostengo el puente de mi nariz al no saber exactamente lo que pasa por mi cabeza.

—Si vas a hacer esto, que sea por ti, no por Raven. Aunque es una parte importante de la ecuación. Pero a lo que voy es que, has pasado por tanto que no me parece que atribuyas tus superaciones a otras personas en vez de a ti misma.

Observo a Maeve, y mis ojos ya comienzan a ponerse acuosos, por lo que me estabilizo y doy una respiración profunda.

Como todavía es de madrugada, nos vamos a dormir.

En la mañana, mientras desayuno, me pongo a verificar en mi laptop las fechas en las que programé unos desfiles de moda, sesiones de fotos y demás.

Nino Ventimiglia me contactó hace unos días para ofrecerme que abra el desfile de su nueva colección el próximo mes. Ni siquiera lo tuve que pensar cuando mi respuesta fue un rotundo «sí».

Hasta la última vueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora