Capítulo 33

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Raven

Martes 11 de agosto, 2020

Joder.

No hay maldiciones que me alcancen para expresar los últimos acontecimientos que me pasaron.

Ni que aclarar que Alexis no me dejó dormir en toda la noche para que le explicara en loop lo que me había "ocurrido". Una parte de ella no me creyó, lo sé, pero al menos lo dejó pasar.

La única razón por la que accedí a reunirme con Leighton hoy es porque Alexis y su madre van a tener su día de spa. Y eso me da lugar a hacer lo que quiera; y aunque podría haber elegido pasar mi día con Ezra, escogí, voluntariamente, meterme en el infierno mismo.

Leighton no reduce la velocidad en todo el camino, por lo que estoy al borde de ponerme a rezar.

Cuando finalmente llegamos al centro de Kauai, pedimos unas bebidas de piña y empezamos a caminar disfrutando de la media mañana.

—No hablaste mucho —dice Leighton, mirando las montañas que se elevan en la isla.

—¿Qué puedo decir?

—Que dejarás a tu novia —murmuro.

—No apresures las cosas.

—Sabes... Yo no tuve la necesidad de buscar a otro hombre, así que no entiendo porqué tú sí que tuviste la necesidad de buscar a otra mujer.

—No busqué nada —remarco—. Simplemente apareció.

Se aparta de mi lado para echar a andar hacia la arena y sentarse allí.

—¿Te enfadaste? —pregunto, tomando asiento a su lado.

No me gusta el contacto directo con la arena, y Leighton lo sabe, pero aquí estamos.

—Te voy a hacer una pregunta y quiero que me la respondas con total sinceridad —la miro divagando sobre con qué locura saldrá ahora mismo.

—Adelante.

—Durante el tiempo en el que te acostaste con ella, ¿usaste condón?

Señor, te lo ruego, llévame contigo ahora mismo.

—Claro que sí —respondo, dejando pasar el desliz en Silverstone.

Leighton se me queda observando fijamente, y en este momento ya me puedo dar por muerto.

—Estás mintiendo.

—Solamente fue una vez, lo juro —aclaro con rapidez.

Sin reprocharme ni armar pelea, se levanta y me tiende la mano.

—Vamos. Una excursión nos espera —me informa, y agarro su mano, pero enseguida se acerca a mi oído para susurrarme—: Ni creas que porque no dije nada sobre tu descuido, se me va a olvidar.

Sí, bueno... Esa es mi chica.

***

Hasta la última vueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora