Capítulo 9

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Leighton

Lunes 23 de marzo, 2020

Es mi último día de grabación luego de quince semanas agotadoras en las que mi mente sólo digería información que tuviera que ver con los guiones. Por fin han llegaron a su fin las noches sin dormir y en las que mi comida diaria era solamente tazas de café.

Ya estamos grabando la escena final de la película. No puedo evitar que me invada una sensación de nostalgia por todo lo trabajado con este grandioso equipo. Los voy a echar de menos.

La escena trata del punto terminante, la disputa por ganarle al Capo de la mafia en su estado de debilidad absoluta. Es él solo contra Dexter y Evie. Pero lo que ellos no saben es que la gente del Capo se encuentra en camino. Habían logrado descifrar el lugar en el que se han estado ocultando.

Cuando los tres ya se hallan cara a cara, se forma una conversación intensa que destila pura tensión mientras sostienen armas cargadas. Lo que Evie no tuvo nunca en cuenta es que, al Capo le importa poco y nada morir, él solamente la quiere a ella, pero si eso no es posible, entonces, tampoco lo será para otro. El disparo que sale y se incrusta en la cabeza de Dexter la deja a Evie en total shock.

Y bueno, resumiendo, Evie no tiene las agallas para dispararle y termina en manos del Capo. Triste final.

—Y... ¡Corte! —grita Jagger. Y en este momento, terminan definitivamente las grabaciones.

Los aplausos no tardan en llegar y las felicitaciones entre todos sólo logran ponerme más sensible.

***

El sonido del corcho saliendo de la botella de champán y los gritos de alegría de Maeve no hacen más que sacarme sonrisas.

—¡Por la gran película taquillera que se viene en camino! —me alcanza una copa, la cual termina chocando con la suya. Luego le da un sorbo.

—Cruzo los dedos por que así sea —digo felizmente.

—¿Sabes...? Estaba pensando en que hagamos un viaje —sugiere Maeve, y por su expresión, me doy cuenta que trama algo.

—A ver, dime a dónde. Sorpréndeme.

—Mmm... Singapur —sus ojos evitan los míos haciéndose la tonta, y ya me puede imaginar a dónde va todo esto.

—Ni lo pienses —corto todos los escenarios ficticios que se ha estado haciendo.

—¡Leigh! —me reprende— No tienes porqué ver la carrera; puedes quedarte encerrada en un baño, y cuando termine, yo te aviso para que vayas a hablar con él.

—Pasaron casi cuatro meses desde que hablé con él, Maeve. Y te aseguro, no terminó nada bien —no voy a negar que por un segundo me imagino estando allí, pero enseguida me parece una terrible idea—. Además, no creo que quiera verme —finalizo.

—No lo sabes con seguridad. Podría averiguarlo...

La miro con mala cara. No puede estar hablando en serio, creí que ese tema ya había acabado.

—No me digas que sigues teniendo comunicación con ese neandertal.

—No diría comunicación, sólo es... un intercambio de palabras —trata de justificarse, pero conmigo eso no funciona.

—Ya dije que no —repito, culminando la conversación.

No espero a que me responda nada. Tomo las llaves de mi auto y me voy de mi departamento.

Está por oscurecer, pero necesito hablar con él. Recordarlo me calma.

Luego de cuarenta minutos conduciendo, y en medio una parada a comprar flores, llego a mi destino.

El cementerio privado en el que se encuentra Logan me da un poco de escalofríos, pero enseguida me logro serenar cuando visualizo su lápida.

Logan Xander Crawford

4 abril 1997 – 22 octubre 2017

«Nadie muere en la tierra mientras él viva en el corazón de los que quedan».

Toco suavemente la frase inscripta. Logan siempre va a estar en mi corazón; no importa si no puedo sentirlo, tocarlo o simplemente bromear como nosotros solíamos hacerlo en el pasado.

Una parte de mí se había ido con él, y sé que, aunque no voy a poder recuperarla jamás en la vida, siempre esa parte faltante me recordará a mi alma gemela. Hasta el final de los tiempos.

Hasta la última vueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora