Capítulo 35

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Raven

Viernes 14 de agosto, 2020

Esta maldita mujer.

Acomodo como puedo mi verga dentro de mis pantalones mientras voy al lavado para mirarme en el espejo y enjuagarme mi cara de fastidio por no poder llegar a mi puta liberación.

Le creí cuando me dijo que apareció antes que yo en el restaurante, pero eso no quita mi frustración con el universo por ponérmela siempre en mi camino. Y justo ahora, cuando estoy con Alexis y sus insufribles padres.

Al abrir la puerta para irme del baño, me encuentro con una Alexis paranoica enfrente mío.

—Oye... ¿Qué pasó? —pregunto, tomándola suavemente de sus hombros, pero se aleja de mi contacto.

—Por favor, dime que vi mal. Dime que no acabo de ver a Leighton Crawford pavoneándose por este maldito restaurante. Dímelo, Raven.

La súplica en sus ojos cava en el fondo de mi corazón, porque podré no amarla como amo a Gray, pero estoy completamente seguro que la única lastimada de todo esto será Alexis, y eso me duele.

—No sé de lo que me estás hablando —digo, tratando de sonar convincente—. Quizás está aquí como quizás habrá sido alguien parecida a ella. No lo sé.

—Hay algo que no me estás diciendo, y eso me mata por dentro, Raven —declara, cabizbaja.

—¿Por qué crees eso?

—Deja de hacerte el desentendido —dice irritada—. Me voy a otro restaurante, pero en este no me pienso quedar.

—Alexis... —la llamo, pero se encamina a paso rápido hacia la mesa.

Cuando llego a su lado, ella les está diciendo a sus padres que nos vayamos a otro lugar para comer. Ellos aceptan, y en cuestión de minutos ya estamos moviéndonos para la salida. Doy una mirada rápida por el restaurante, pero no veo a Leighton. En cambio, veo en una mesa a Maeve y a la ex novia de Logan charlando muy sonrientes.

El resto de la velada se basa en comer callados en el comedor del hotel. La emoción de la noche se disipó y ya no pude cambiar el humor de Alexis.

Aunque me gustaría echarle toda la culpa de esto a Leighton, sé que también soy parte. Y no debería atraerme ni gustarme comportarme como un adolescente de secundaria, pero Leighton logra eso en mí.

Al terminar la cena, cada uno nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones; aunque en el exterior del hotel hay una fiesta, todos deciden ir a acostarse.

No alcanzo a poner un pie en la habitación que Alexis ya me está empujando hacia afuera.

—Por favor, ve a la fiesta o alquila otra habitación por esta noche, pero no quiero dormir contigo hoy.

—¿Por qué?

—Sabes exactamente porqué. No me hagas desatar todo lo que tengo atorado desde Silverstone.

—¿Podemos hablar, al menos? —espeto, apoyando mi mano sobre la puerta antes de que la azote en mi cara, pero ya es demasiado tarde.

Hasta la última vueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora