𝑷𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓𝒂 𝒚 ú𝒍𝒕𝒊𝒎𝒂 𝒗𝒆𝒛

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—Hazlo bien esta vez, o no te dejaré salir. —apretó más su cintura.

                     

El rostro de Jake estaba completamente rojo. ¿Por qué había accedido? Definitivamente no volvería a confiar.

                     

—Te advierto, Lee, que es la primera y última vez que me haces esto. —frunció el ceño, fulminándolo con la mirada.

                     

—Entonces supongo que debemos aprovecharlo bien. —encogió los hombros y volvió a besar sus labios, esta vez con mayor intensidad.

                     

Jake decidió seguirle la corriente. No quería tener que besarlo por tercera vez. Llevó las manos a su pecho e imitó el ritmo con sus labios.

                     

Lee Heeseung era un descarado. No había dudado ni un momento en involucrar su lengua en el asunto, invadiendo por completo la boca del menor. Y Jake trató de apartarlo, pero las manos de su hyung sostuvieron su cabeza para impedirlo.

                     

Finalmente optó por darle una mordida en el labio inferior.

                     

—Suficiente. —se soltó y finalmente pudo ponerse de pie. Recogió su libro y dio media vuelta para abrir la puerta, sin embargo, una blanca mano se lo impidió.

                     

—¿Fue tu primer beso?

                     

—¿Y qué te importa?

                     

—Me encargaré de que no sea el último. —susurró sobre su oreja, causándole escalofríos.

                     

—Dijiste que me dejarías en paz.

                     

—¿Lo dije?

                     

—¡Lo dijiste! Ahora déjame salir o voy a reportarte por acoso.

                     

Lee soltó una alegre carcajada.

                     

—Parece que todavía no entiendes cómo funcionan las cosas aquí. ¿En serio crees que te harán caso? He comprado a cada persona de este instituto, bebé. Es tu palabra contra la mía. —sonrió de lado.

                     

Y las venas de Sim se hincharon en su frente. Le empujó con el costado para apartarlo y una vez afuera, se dio vuelta para verlo.

                     

—Apenas medio día de conocerte y no sabes cuánto te odio. ¡Piérdete! —salió corriendo rápidamente de allí para perderlo de vista.

                     

Tocó sus labios suavemente una vez se sintió a salvo. La rabia le invadía, tanto que hacía que su corazón se volviera loco.

                     

Limpió su boca una y otra vez. Aún estaba a tiempo de cambiarse de instituto, ¿verdad?

𝗦𝗛𝗬 𝗕𝗢𝗬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora