𝗦𝗛𝗬 𝗕𝗢𝗬

𝑪𝒐𝒏𝒕𝒊𝒈𝒐 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆

Al día siguiente, y mientras los asuntos legales seguían su curso, Jay tocó el timbre de la casa de los Sim, bastante temprano para no perderse demasiado las clases.

                     

Pasaron algunos instantes hasta que un Jake en pijama se asomó luego de abrir.

                     

—¿Jay hyung? —sus ojitos se mostraron sorprendidos.

                     

—¡Jake! ¿Cómo estás? —le dio una sonrisa amplia. —No has ido a clases, así que te extrañamos. ¿Estás enfermo? —le tocó la frente.

                     

—E-estoy bien. —sus mejillas se tiñeron levemente de rosa. —Uh... ¿Fue Heeseung... quien te envió? —murmuró con timidez.

                     

El alto soltó un suspiro y asintió. —Sí. Está preocupado por ti, porque no contestas tu teléfono y sabe que no puede venir a verte. —lo despeinó suavemente antes de retirar su mano.

                     

—Estoy castigado. —explicó bajando la vista. —Papá tiene mi teléfono. Y no puedo ir a clases, o salir sin su permiso, así que estoy dando los exámenes finales vía online como él pidió. No quiere que vea a Heeseung nunca más... —sus ojitos se humedecieron y su mentón se arrugó mientras contenía las ganas de llorar.

                     

El mayor le dio un cálido abrazo. —Lo sé... —susurró acariciándole la espalda para reconfortarlo. —Pero oye, tengo buenas noticias para ti. ¿Puedo pasar?

                     

Ambos entraron a la casa. El señor Sim ya había salido al trabajo, por lo que se sentaron cómodamente a la mesa, todavía puesta, para beber café y hablar largo y tendido.

                     

—Claro, la maestra... ¿Por qué no lo pensé? —el rubio pasó las manos por su cara, suspirando pesado.

                     

—Por lo menos los padres de Heeseung ya se están encargando de eso. No tienes que preocuparte por nada. —le sonrió mientras comía galletas de arroz.

                     

Jake bajó la vista. —Supongo... Pero extraño muchísimo a Heeseung... —apretó su tazón entre sus manos.

                     

—Ah, eso me recuerda... —Jay rebuscó un poco en su mochila y sacó un libro. —... Es para ti. Te lo envió para que te distrajeras de los problemas. —rió dándoselo. —No deja de preocuparse por ti en ningún momento, ¿eh?

                     

El menor esbozó una pequeña sonrisa de ojos cristalizados al leer el título.

                     

"Contigo siempre"