𝑨𝒎𝒐𝒓 𝒂𝒔𝒇𝒊𝒙𝒊𝒂𝒏𝒕𝒆

746 120 3
                                    

Las vacaciones transcurrían con normalidad. Aquel día ambos habían acordado ir juntos a la sesión de fotos del mayor, así que puntualmente, el auto de Lee estacionó frente a la casa de Jake, quien un minuto más tarde salió.

                     

—Buenos días. —saludó sonriente al pelinegro, quien luchaba contra sus ganas de besarle frente a su casa, tan temprano.

                     

—Hola, cielo. —le hizo sonrojar con una mirada traviesa.

                     

—¿Desde cuándo eres tan cursi? —se quejó, a pesar de que aquello le encantaba.

                     

—Desde que te conocí, tal vez. —le abrió la puerta de atrás y ambos subieron.

                     

El auto se puso en marcha.

                     

—... ¿Ya puedo darte un besito? —hizo un leve puchero.

                     

—Uhm... S-supongo. Ya nos alejamos de mi casa. —rascó su mejilla con timidez.

                     

—De acuerdo. —se acercó suavemente y, tomando con delicadeza su mentón, plantó un piquito en los labios del rubio. Luego se separó. —Gracias. —sonrió antes de desviar su vista a la ventana de manera distraída.

                     

—De... ¿De nada? —murmuró algo extrañado.

                     

¿Un solo beso? Y encima, ¿tan pequeño? Algo no estaba bien.

                     

—Heeseung... ¿estás enfermo? —se inclinó intentando conectar miradas.

                     

—¿Enfermo? ¿Por qué?

                     

—Ah... por nada. —volvió a apoyar su espalda en el asiento.

                     

Tenía que admitir que eso era inusual. ¿Tal vez estaba preocupado por algo? ¿Estaría nervioso?

                     

"Claro que no, lleva haciendo esto del modelaje por mucho tiempo. Mi aliento también está descartado; me lavé los dientes antes de salir. ¿Acaso mis labios están ásperos? ¡Pero si uso bálsamo labial a menudo!"

                     

Y de pronto, un movimiento brusco terminó con él tendido en el asiento y Heeseung acorralándolo, justo arriba suyo.

                     

Una risa alegre brotó de sus labios. —Si vieras lo tierno que luces con esa expresión confundida... —sonrió negando.

                     

—Espera, ¿estabas haciéndome una broma? —sus mejillas se tiñeron por la vergüenza. El mayor asintió.

                     

—Quería ver la cara que ponías si dejaba de asfixiarte con mi amor por un rato.

                     

Y el pequeño Sim sonrió. —Puedes asfixiarme con tu amor todo lo que quieras, Lee. Me gusta.

𝗦𝗛𝗬 𝗕𝗢𝗬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora