𝑪𝒊𝒏𝒄𝒐 𝒎𝒊𝒏𝒖𝒕𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒄𝒂𝒓𝒊𝒄𝒊𝒂𝒔

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Al día siguiente, para sorpresa de ambos, se enteraron que Jihoon y sus compañeros se habían ido del instituto. Y eso que Heeseung, a petición de Jake, estaba dispuesto a hacer las paces y tomar el castigo por hacer alboroto, incluso cuando no le parecía justo.

—Es una lástima. —murmuró el rubio. —Creo que, en otras circunstancias, tal vez habríamos podido llevarnos bien...

—Eres demasiado bueno, Sim. —el mayor se recostó en el respaldo de la banca, soltando un suspiro.

—Supongo que mi madre me educó bien. —rascó su mejilla riendo un poco, despegando la vista del libro que leía. Otro de los regalados por Heeseung.

Ambos miraron el flujo de estudiantes a través del patio en silencio, por algunos instantes.

—... Aún estoy molesto porque otro chico te tocó.

—Solo fue el abdomen...

—Y es una de mis partes favoritas de ti. —frunció el ceño, haciendo que el menor se pusiera rojo. —¿Sabes qué? Ven conmigo, tengo que arreglar esto.

—P-pero Jihoon ya se fue. —murmuró siendo llevado por la muñeca a través del patio y los pasillos.

—No me refiero a eso. —lo miró de reojo, y entonces Jake entendió todo.

Entraron a un salón vacío. Todavía tenían cinco minutos más de recreo, y el pelinegro planeaba aprovecharlos al máximo.

Sim, por su parte, tragó saliva; su espalda chocó despacio con la pared, haciendo que su corazón se acelerara, y cerró los ojos suavemente cuando sintió la frente de su chico apoyarse en la suya.

Heeseung tocó su mejilla. —¿Aún te duele? —susurró.

El rubio movió la cabeza en señal de negación. —Está mejorando. —habló bajito de la misma forma, recibiendo un pequeño besito en el lugar del golpe.

Y luego sus labios se encontraron en una danza suave y delicada, mientras las manos del más alto daban suaves caricias al abdomen de su novio, borrando el rastro que habían dejado aquellos chicos que se atrevieron a hacerle llorar.

𝗦𝗛𝗬 𝗕𝗢𝗬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora