𝑬𝒍 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒅𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒄𝒐𝒔𝒂𝒔

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Una fina nieve empezó a cubrir parsimoniosamente la ciudad aquel día. Heeseung tomó el metro, justo como había hecho con Jake aquella primera vez, y observó las calles teñirse de blanco mientras las lágrimas escapaban de sus ojos por el camino. Haber dejado a Jake llorando así había sido realmente doloroso, tanto, que no podía comparar el dolor con nada que hubiera experimentado antes.

Era pasado medio día cuando llegó a su casa. Y su corazón se detuvo por un instante cuando vio desde lejos la lucha que hacían los reporteros por obtener la posibilidad de pasar de las rejas de la entrada y hablar con... ¿su padre?

Su gran auto negro estaba ahí. ¿Acaso aquel hombre había regresado de Estados Unidos a causa de la conmoción? Heeseung ni siquiera lo había visto más de una o dos veces en el año...

Tragó saliva y dio la vuelta a la cuadra para entrar por la parte de atrás sin ser visto. Porque sí, su casa era lo suficientemente grande, pero aun así, los gritos de una discusión podían oírse desde la entrada.

—¡Te dije que debía llevármelo a Estados Unidos hace tres años, pero insististe en que estaba todo bajo control!

—¿Y acaso me culpas de todo esto? ¡Sabes que este chico es imposible de controlar cuando se trata de su vida amorosa!

—Pero estaba acordado que serían discretos al respecto. —el pelinegro sintió un escalofrío al ver aquella silueta alta y robusta. —¡Ahora los reporteros hacen fila para hablar con la familia Lee y su hijo gay! ¡Nuestro hijo es una de las pocas celebridades abiertamente homosexual! ¿Sabes todos los problemas que eso conlleva?

—Padre... Bienvenido. —murmuró con la vista baja mientras se acercaba, sintiendo las miradas perforantes de sus progenitores.

—¿Qué demonios hiciste ahora?

—No fue mi culpa, no puedo controlar lo que llega a internet. —le miró frunciendo ligeramente el entrecejo.

—Era tu responsabilidad mantener tu situación en secreto. No, de los dos. —el hombre les apuntó a ambos, su esposa e hijo.

—¡El instituto nos aseguró privacidad a cambio de las contribuciones mensuales! —se defendió la mujer. — ¡Estamos pagando una suma considerable por el silencio de los estudiantes respecto a la vida privada de Heeseung!

—¡Pues claramente no fue suficiente!

—¿Y qué esperas? ¿Pagar más e irnos a la quiebra?

—¿Ahora me sacas en cara la caída de las acciones del mes pasado? —la discusión seguía y seguía, pero algo había quedado rondando en la mente del menor.

Pagaban por el silencio de los estudiantes... ¿significaba que no había sido un estudiante?

Y entonces todo cobró sentido.                                       

𝗦𝗛𝗬 𝗕𝗢𝗬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora