Parte 25

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Capítulo 25

—No quiero sonar pretenciosa, pero qué guapa estoy —dijo Audrey, alisándose el vestido negro delante del espejo de su habitación. Dejaba sus hombros a la vista y el escote era discreto y ceñido a la vez. Mostraba elegancia y al mismo tiempo, la belleza y agilidad de su silueta—. ¿Qué opinas, Nora?

La otra mujer estaba colocándose los aretes y se dio la vuelta para echarle un vistazo a Audrey. Sonrió y le guiñó un ojo a modo de aprobación.

—Me saqué el premio mayor con usted, doctora. Tiene unas tetas maravillosas y bien redonditas.

—Y no olvides mi carismática personalidad —rio—. ¿Qué mosca le habrá picado a tu papá para que nos invite a salir así de repente?

—Ni idea —respondió Nora, aunque la verdad era que sí lo sabía. Emma le había dicho por mensajes sobre la demanda del tío Albert y lo afectado que eso había dejado a su papá. Victor necesitaba distraerse—. Sólo sé que te quiere mucho y le gusta que seas mi novia.

—¡Me conmueve tanto! —Exclamó Audrey con exageración—. Ya, en serio. Es lindo que tengamos su apoyo. Lo último que necesitas es un papá homofóbico que nos de la espalda. Anímate, querida.

Nora se terminó de colocar los aretes y se acercó lentamente hacia donde estaba Audrey. La abrazó por la espalda y pegó su mentón a su hombro para hablarle cerca del oído.

—Estás tan hermosa que quisiera quedarme y comerte a ti. Ay, cómo me enciendes, doctora Burton.

Dado el estado emocional de Nora y las inquietudes que últimamente la acosaban, para Audrey era especial verla en ese estado de mujer ardiente, así que aprovechó girándose hacia ella para tomarla suavemente de la cintura y besarla con lentitud. Sintió cómo Nora le rozaba las mejillas con sus dedos de seda y luego enredaba sus brazos alrededor de su cuello.

—Quiero que seas feliz —dijo Audrey en vez de soltarle un "te amo", y básicamente significaba lo mismo dicho con otras palabras. Nora entendió el mensaje y sonrió mientras la besaba.

—También yo quiero tu bienestar, Audrey.

Bonnie ladró desde la cama y las dos mujeres se volvieron hacia ella.

—Ah, también a ti te amamos —dijo Nora y la perrita movió la cola con alegría.

***

—¿Y qué pasó con la mamá que dijo que te iba a demandar? —Quiso saber Victor.

Nora tuvo que alzar un poco la voz para hacerse oír. El restaurante de comida latina estaba a reventar y la música en vivo llenaba el sitio y la pista de baile. Camareros iban y venían con los platillos como si fuera una fiesta de nunca acabar.

—Se arrepintió, creo. La directora convocó a una reunión con varios maestros y todos le dijeron a la señora que su hijo era un problema.

—¿Y ella aceptó que era cierto? —Preguntó Emma mientras cortaba un pedazo de su burrito de carne.

—Dijo que no le importaba lo que expusiéramos los maestros y que su hijo eran un angelito incomprendido. De todos modos, falta un mes para que se acabe el curso y ese cabroncito se irá a la preparatoria.

—Ahí lo van a poner en su lugar —dijo Audrey y bebió de su cerveza light—. Son más duros.

—¿Ves? —dijo Victor a su hija—. No hay mal que dure cien años y ese mocoso ya se arrepentirá de no aprovechar la escuela. Ni te preocupes, Nora. Tú has tu trabajo y aprovecha a los que sí les echan ganas a las clases.

[Terminada] Lo que Amo de Ti [Historia Lésbica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora