Capítulo 32
—Fue terrible —Nora habló con la taza de té chocolate tibio entre las manos. Miraba hacia la nada mientras la lluvia caía afuera de la casa de Audrey. El viento, que agitaba los árboles, provocaba que sus ramas arañaran los vidrios—. Ver a mi papá pelear y luego mirar cómo se caía y vomitaba... Dios. No me puedo quitar esas imágenes de la cabeza. Son como una pesadilla. Un trauma.
Audrey guardó silencio y todo lo que pudo hacer, fue tomar la mano de Nora con la suya y frotarle el dorso con el dedo pulgar. Necesitaba que la mujer hablara, que expresara lo que sentía porque si no, se quedaría dentro de ella y le haría más daño.
—Por un momento no supe ni quien era yo —siguió Nora sin alzar la vista. Un par de silenciosas lágrimas bajaron desde sus párpados y se precipitaron sobre la mesa del comedor—. Creí que estaba muerto. Cuando la ambulancia llegó, lo trasladaron a urgencias y lo tuvieron ahí por un buen rato.
—Se repondrá —aseguró Audrey. Recientemente habla hablado con Emma, que era la que parecía conservar la mayor parte de la calma. Ella le había dicho que si bien el golpe había sido contundente, Victor se recuperaría porque no presentaba daño severo en sus tejidos.
—Sí —Nora soltó lentamente el aire de sus pulmones—. Recuperó la conciencia poco después, pero no me dejaron entrar a verlo. Políticas del hospital. Solo Emma habló con él... o al menos lo intentó. Dijo que papá balbuceaba —cerró los ojos y más lágrimas bajaron—. ¿Crees que se quede así para siempre? ¿Que ya no pueda conversar con él?
Audrey resopló antes de responder.
—Pues... los golpes en la cabeza son cosa seria. Si tuviera que decirte la verdad, es posible que le queden secuelas; y también podrían desaparecer con el pasar de los días. Debes vigilarlo de cerca.
—Al menos ya no tengo que ir a la escuela —suspiró Nora—. Vaya forma de empezar las vacaciones ¿no? Puedo quedarme con él y cuidarlo hasta que mejore —hizo una pausa y se estremeció—. Lo que más me duele, es imaginar lo mucho que sufre por dentro. Su propio hermano casi lo mata. Su hermano, el chico por el que él se sacrificó para que terminara la escuela. Mi tío no sería nada de no ser por las insistencias de mi papá. Él lo animó a estudiar y le pagó la carrera matándose trabajando en la construcción ¿y así es como el tío se lo paga?
Audrey le dio un beso en los nudillos para tranquilizarla y luego le frotó los brazos. Quiso decirle que la vida era injusta y que nadie podía andar por ahí esperando a que las personas le agradecieran y le devolvieran los favores. Sin embargo, no era eso lo que ella necesitaba escuchar.
—Como sea —la maestra reaccionó y se aclaró la garganta. Miró a Audrey y se forzó en sonreír—. Gracias por escucharme.
—Lamento no haber ido a verte al hospital. Estaba en medio de una cirugía.
—No pasa nada —Nora bebió un sorbo de chocolate—. Son problemas de mi familia. No quisiera que eso te afectara y...
—Para ya —pidió Audrey y su novia la miró con curiosidad—. Sé que somos adultas y que cada una debería ocuparse de sus asuntos, pero también somos una pareja y personas empáticas. Quizá no me quite el sueño como a ti, pero las cosas que te pasan me preocupan porque me importa tu felicidad. No intentes apartarme de esa manera.
Nora reflexionó sobre eso, bajando la cabeza y mostrándose de acuerdo. Era sólo que deseaba que Audrey no sufriera por su culpa. Interiorizar y apropiarse de los problemas de los demás era un camino seguro hacia la depresión. Ella lo sabía en carne propia porque uno de sus noviazgos adolescentes había acabado así: con ella preocupándose por problemas que no eran suyos y abstrayéndose de su propia realidad.
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[Terminada] Lo que Amo de Ti [Historia Lésbica]
Roman d'amourNora es una dedicada maestra de ciencias que siempre trata de verle el lado positivo a las cosas, a pesar de las muchas dificultades que hay en su vida y su trabajo. Cierto día, se encuentra a una perrita de la calle y decide llevarla al consultori...