Parte 4

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¡Hola! les dejo otro cap. 


Capítulo 4

Si había algo que le gustaba a Nora de dar clases de ciencias, era el momento cuando tenía que realizar experimentos. Para sus cuarenta estudiantes del 3A, ir al laboratorio era lo mejor del día y siempre estaban dispuestos a cambiar de aires. Seis horas, metidos en el mismo salón, podían estresar a cualquiera al cabo de unos pocos días.

Para esa clase, Nora había preparado un experimento de oxidación llamado Tinta Invisible. Era algo sencillo que realizaba en cada curso para llamar la atención de los chicos y entrar de lleno al tema de las ecuaciones. Estaba en la guía didáctica y servía para aligerar las cosas; mostrándoles a sus alumnos que las ciencias no necesariamente eran aburridas.

Dividió al grupo en equipos de seis, pero al ser más de cuarenta estudiantes, las mesas de prácticas se llenaron enseguida y el griterío era tal, que Nora empezó a sentir dolores de cabeza. Según los principios pedagógicos de los que ella estaba al tanto, un aula con cuarenta y dos alumnos interfería con el proceso de enseñanza-aprendizaje, así que no acababa de entender por qué las autoridades seguían metiendo a tantos adolescentes en espacios tan reducidos.

Sólo le quedaba aceptarlo.

—¡Pongan atención! —Gritó con su voz de miel—. ¡Oigan, chicos! ¡Martha, llama a tu compañera! ¡Luis, apaga el teléfono o te lo decomiso! ¡Santiago, ponte el uniforme!

Una de las niñas del salón, que estaba más cerca de Nora, perdió la paciencia y se acercó a la pizarra. Tomó el borrador y lo estrelló con fuerza sobre el escritorio. Incluso Nora cerró los ojos por el espanto.

—¡Oigan! —Gritó ella, una cosita de quince años—. ¡Ya, cállense!

El laboratorio se quedó en silencio. Nadie quería meterse con la jefa de grupo y menos cuando estaban en la clase de ciencias, que era su favorita. Además, la voz imperante de la niña exigía disciplina y cierto grado de respeto.

—Ah... gracias, Karla —dijo Nora, tomando el borrador de las manos de la niña—. Ve a sentarte.

Karla obedeció y volvió con su equipo. Era la única niña del grupo que llevaba bata de laboratorio como lo estipulaba el reglamento de clases. El resto de sus compañeros siempre la olvidaban y Nora ya estaba cansada de quitarles puntos por eso.

—Bien —dijo la maestra—. Saquen su material. ¿Trajeron lo que les pedí?

Algunos se miraron las caras o rieron con nerviosismo. A Nora no se le hizo extraño que olvidaran algo tan simple. No era la primera vez que lidiaba con equipos que no traían lo que ella había pedido con días de anticipación.

—A mí se me quedó en mi casa —dijo alguien.

—A mí igual.

—¿Le puedo llamar a mi mamá para que me los traiga?

—¿Qué era lo que había que traer?

Nora puso los ojos en blanco.

—Que levanten la mano los equipos que trajeron sus materiales.

De los siete equipos, solamente cuatro alzaron la mano. El resto se miró incómodo. Nora tenía que actuar.

—De acuerdo —dijo pasándose el pelo detrás de las orejas—. Los que no trajeron nada, saquen su libro de química y van a copiar desde la página ciento treinta y siete hasta la ciento cuarenta y dos.

—¡¿Qué?!

—¡Es mucho!

—¡No, maestra!

—Como castigo por no traer sus materiales —dijo Nora, aporreando el borrador sobre el escritorio—, y más vale sea con buena letra. Los equipos que sí tienen materiales, pasen a las mesas que están del lado derecho.

[Terminada] Lo que Amo de Ti [Historia Lésbica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora