Parte 33

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Hola, dia de cap :3 

Capítulo 33

Lourdes bajó del coche justo antes de que el motor gruñera y se apagara con un espasmo. Resopló. Había perdido bastante dinero comprando una carcacha, y lo peor de todo es que ella sabía que su auto nuevo necesitaba reparaciones... y que no era precisamente nuevo.

No había manera de que eso la deprimiera. Tenía asuntos más importantes que atender. Las bujías y las bobinas podían esperar hasta la siguiente semana.

Caminó nerviosa hacia la puerta de la casa donde había vivido muchos años antes de marcharse. Se alisó el vestido, se pasó los dedos sobre el cabello negro (al que ya empezaban a notarse algunas canas) y llamó al timbre.

Aguardó con el corazón latiéndole con fuerza y las palmas sudando. Esperaba que fuera Victor quien abriera, pero echó un paso atrás cuando vio que se trataba de Emma. Lourdes se forzó a sonreír y aunque su primer impulso fue lanzarse hacia su hija, supo que la chica le daría un puntapié antes de que eso pasara.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó Emma, apoyando la cara en el marco.

—Vine a ver a papá. ¿Me dejas entrar?

—No sé si deba —Emma lucía incómoda y evitó la mirada de su madre—. Creo que deberías irte. Eso fue el camino que tomaste ¿no?

—Vamos, hija...

—¿Ahora si soy tu hija? —Preguntó la muchacha—. Porque la última vez que me dirigiste la palabra, me llamaste puta barata. Y... te diré que no soy nada barata.

—Emma...

La joven resopló, hizo un mohín de disgusto y abrió la puerta por completo.

—Sólo unos minutos. Mi hermana no está.

—¿A dónde fue?

—Ni idea. No soy su niñera. Papá está arriba. Háblale despacio. Sigue algo desorientado por los medicamentos.

—¿Tan malo fue el golpe?

—Más o menos —explicó Emma, guiando a su mamá por las escaleras hacia el segundo piso—. El tío Albert se arrepintió y dijo que ya no era necesario que le devolviéramos el dinero.

—Menos mal.

—Yo se lo devolveré. No vamos a deberle ni un centavo a ese cabrón.

Lourdes podía sentir el odio en las palabras de Emma, y tuvo miedo de que ella albergara la misma cantidad de rencor hacia ella. Bueno, en cierta forma se lo merecía ¿no?

—¿Cómo te va con tu... trabajo?

—Bien —contestó, deteniéndose delante de su cuarto—. Ya le bajé a los clientes. Encontré más seguidores en internet.

—¿O... Onlyfans?

—Te sorprendería saber la cantidad de chicos que pagan por verme —dijo Emma sin sentir vergüenza alguna. De hecho, quería que su madre se sintiera mal por lo que ella hacía para ganar dinero. Parecía irónico que su manera de hacerla sufrir, era que sintiera vergüenza.

—Bueno —Lourdes suspiró y bajó la mirada—. No puedo juzgarte. Yo hice lo mismo cuando tenía tu edad. Los chicos me buscaban y yo...

Emma alzó la mano.

—No es que defienda a las prostitutas, pero lo que tú hacías y lo que yo hago es totalmente distinto. No me compares.

—Te has vuelto dura —admitió Lourdes con tristeza—. En fin, le haré una visita a tu papá. No tardaré mucho.

[Terminada] Lo que Amo de Ti [Historia Lésbica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora