Parte 40

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Bueno gente, llegamos al final...

de esta segunda parte. Les dejo el cap :3 


Capítulo 40

Nora esperó con la ansiedad a flor de piel. Le sudaban las manos como le ocurría cuando estaba nerviosa y empezaba a creer que no era una buena idea violar las advertencias de Samantha. A saber lo que esa loca podría hacer con ella si se le ocurría aparecer por ahí.

Se tensó cuando vio a Emma salir caminando del súper. Cruzó la avenida y entró al coche. Traía consigo un refresco y unas papas que había comprado para disimular.

—¡Uff! Sí que se parece a ti Stacy. La única diferencia es la estatura y el color del cabello. Y las tetas. Las tiene más grandes que tú.

—Está amamantando, y te lo dije —Nora sonrió—. Es como mirarse a un espejo. ¿Estaba su bebé ahí?

—No lo vi. Tampoco le busqué plática y no hay pista de la hermana malvada. Anda, ve. Es tu oportunidad de saludar.

Nora no perdió tiempo. Se relamió los labios, tomó aire para agarrar valor y se quitó el cinturón con prisas. Su corazón se aceleró a medida que se acercaba al minisúper, y una vez que estuvo lo bastante próxima, titubeó. Estaba a punto de darse la vuelta, y lo único que la hizo mantenerse en la movida, fue recordar la horrible sensación de soledad que la abrumaba.

Vamos. ¡Tú puedes! ¡Arregla tu vida, carajo! ¡Valor!

Entró a la tienda y se acercó a la caja registradora. Stacy estaba anotando algunas cifras en una libretita, y contrario a lo que Nora pensó que sucedería, ella no la recibió con la misma sonrisa cordial de siempre. En vez de eso, la mujer le lanzó una mirada de rencor.

—Buenos días —saludó Nora y su voz traía consigo una alta dosis de ansiedad.

—¿Qué? —Stacy la miró por un segundo—. ¿Viniste a pelear alguna herencia? ¿Eso es lo que pretendes?

—Lo sabes... ¿no?

—Claro que lo sé —Stacy dejó de escribir. Cruzó las piernas y los brazos al mismo tiempo que soltaba un suspiro cansado—. ¿Por qué vienes? Nosotros no somos tu familia.

—Eres mi hermana —insistió Nora. No lo había hecho con Samantha porque apenas la había conocido ese día. Con Stacy era distinto. La quería y no iba a dejar que se deshiciera de ella tan fácil.

Su respuesta hizo que su media hermana apartara la vista un segundo y carraspeara.

—Media hermana. Recuérdalo.

Escucharla decir eso, aunque fuera con un tono de odio, hizo que Nora se relajara y bajara la guardia. ¡Hasta sonrió! Stacy aceptaba la relación que había entre ellas y el lazo de sangre que las unía.

—Sólo vine a verte y a papá también. ¿Está?

—No. Fue a la clínica. Tenía una consulta hoy.

—¿Está bien?

—¿Te importa? —Preguntó la otra con desdén.

Nora se apoyó en el mostrador.

—Stacy, sí me importa. Lo quiero, de verdad. No me interesa nada de la herencia o lo que sea que estés pensando. Mi familia... mi otra familia, no está pasando por un buen momento y encontré aquí un refugio —hizo una pausa y luchó para que sus lágrimas no afloraran—. No me quites esto, por favor, hermanita.

Los ojos de la otra mujer se llenaron de lágrimas, y aun así, mantuvo la vista al frente y se limpió la nariz.

—Bueno... —dijo después de tragarse el nudo en la garganta—. Supongo que eres una valiosa clienta de este lugar. No puedo... no puedo decirte que no vengas. Además, la tienda es de papá, y no mía. ¿Vas a... comprar algo?

[Terminada] Lo que Amo de Ti [Historia Lésbica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora