25. Decepción

15 2 0
                                    

Capítulo 25

Siento mis ojos empañarse, Dorian deja de sonreír al darse cuenta y acerca su mano con la intención de ponerla sobre mi hombro, pero eso solo queda en un amago porque yo doy dos pasos atrás impidiéndole que me toque.

—¿Enana? —tantea sin saber que hacer.

Reprimo las ganas que tengo de darle una bofetada, él es la persona en la que mas confió, y por esa misma razón este hecho tan casi insignificante hizo que algo dentro de mi se quebrara. Una lagrima se escapa y la siento rodar por mi mejilla.

Dorian frunce su expresión y entonces en un movimiento rápido me hala a él, envuelve sus brazos a mi alrededor, sus músculos se tensan porque es la primera vez que no respondo a sus abrazos y no lo quiero hacer, los mantengo a mis lados estirados.

—Ven, pasa —pide, sin responder trato de alejarme de él, pero sin soltarme me lleva dentro de su departamento.

Él se aleja de mi para cerrar la puerta a mis espaldas y camina adentrándose un poco más, yo me quedo rígida y con el alma rota de pie un paso lejos de la puerta. Paso el dorso de la mano por mi mejilla y presiono mis parpados con mis dedos para no soltar ni una lagrima más.

—Elaine —llama Dorian.

Yo no soy capaz de responder, no soy capaz ni siquiera de dar un paso mas por voluntad propia, lo veo asomarse ya vestido con ropa floja la que sé, usa para estar en casa.

—¿Qué haces ahí enana? —pregunta sonriente. —Ven te daré un tour con comida incluida de mi hogar de soltero —indica acercándose a mí.

En la profundidad de su mirada obscura puedo percibir que tiene la esperanza de que este sea solo uno de mis dramas, al inicio eso era hasta que sentí la decepción mas grande partirme por la mitad.

Toma mi mano y a mi ya no me quedan ni fuerzas para alejarme de su toque así que, me dejo guiar por él.

—¿Por qué nunca me lo dijiste? —pregunto en un hilo de voz finalmente.

Dorian se gira y acaricia mi mejilla con su pulgar.

—No quería lastimarte —explica con un tono de voz que usa siempre en momentos serios, en los que quiere hacer saber a las personas lo importantes que son para él.

—¿De que hablas? —pregunto frunciendo el ceño y mostrando la mejor cara de póker que puedo.

Me lleva a los muebles de color azul marino que hay en la sala de estar y se sienta, tanteando el lugar a su lado indicándome que me siente con él.

Tomo asiento en el otro extremo del mismo mueble, lo más alejada de él. Nunca me ha gustado demostrarme vulnerable delante de las personas, pero como siempre hay excepciones. Las mías eran mi hermana y Dorian. Ellos eran mi lugar seguro, hasta que Dey no quiso mantenerse en contacto conmigo, así que solo confiaba al cien por ciento en Dorian.

Sabía que podía desahogarme en su compañía, porque él no me juzgaría, él me hacía sentir siempre su apoyo, respetaba mis silencios. Pero él también me ha lastimado ahora, la sola idea de llorar delante de él, siendo él la razón por la que me siento así, me parece estúpida, absurda y la odio.

—Cuando vine a vivir al edificio, Keylan ya estaba aquí —comenta. —Una vez en el primer semestre si te dije que él vivía en el mismo edificio que yo, pero estabas tan centrada en aprender, en cumplir con los deberes y proyectos, tanto así que no dormías, así que no le diste importancia.

El primer semestre recuerdo no haber hablado con nadie que no sea Dorian por cosas de la universidad, Lia se acercaba a mi y trataba de mantener una conversación conmigo, incluso me invitaba a fiestas, pero yo le decía que estaba muy ocupada y que no tenia tiempo para esas cosas. Empecé aceptar salir con ella luego, un poco antes de terminar el primer semestre, porque ella seguía invitándome y fue para mi una señal de que ella en verdad quería ser mi amiga.

¿Cómo conquistarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora