34. Tintinear

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Capítulo 34

Keylan

Miro a Campanita, buscando una respuesta que claramente sus labios no formulan a lo que acaba de pasar. De verdad había rozado sus labios con los míos.

—¿Qué...?

Es lo único que digo antes de que las piernas de Campanita se debilitaran, actuó de manera rápida acercándome y pasando mi brazo por debajo de sus rodillas y la otra en su espalda para cargarla.

Se había quedado dormida.

O se había desmayado.

O perdió la conciencia.

Analizo mi alrededor, buscando ayuda, no me parece que sea una buena idea entrar a su casa y llevarla a su cuarto, no después de que su mamá casi me asesinara con la mirada porque ella olía a cerveza.

Reviso las ventanas del segundo piso, esperando encontrar alguna con luz, pero solo hay luz en el salón.

Suelto un gran bufido.

No es buena idea despertar a su mama.

Sin mas opción, entro a su casa y empujo la puerta con mi pie, entro a un salón con sofás color beige con un ramo de flores en la mesa de centro, a un lado esta la cocina separada por una barra de desayuno y entre el salón y la cocina hay un pequeño pasillo de tres metros en donde empiezan las escaleras.

Subo por las escaleras asegurándome de no hacer que Campanita se golpee.

Sus pestañas descansas sobre sus rosados pómulos, sus labios con un tono más cercano al rojo están entreabiertos, tiene un rostro tan inocente, que no sé cómo se las ha arreglado para ahora estar en la universidad con tanta crueldad que hay en este mundo.

Llegando al segundo piso hay una sección parecida a una sala de espera con una mesa de madera y tres sillas del mismo material, sobre la mesa hay varias fundas al frente hay una puerta semi abierta, me acerco y trato de ver por el espacio pequeño que hay, en busca del cuarto de Campanita.

En la obscuridad y gracias a la poca iluminación de los faros de la calle, veo un bulto sobre la cama, el cuarto de sus padres.

Trago grueso y me alejo dando pasos silenciosos.

En la pared perpendicular a donde esta la mesa hay dos puertas, pero ambas están cerradas.

Doy un paso, que queda en un intento de tocar el piso con la planta del pie, por un ruido en medio de todo este silencio. Campanita se mueve en mis brazos y hace un quejido por un segundo.

La observo y ahora su rostro esta casi oculto en mi torso. Me acerco a las puertas y trato de mover la cerradura con lentitud esperando no hacer ningún ruido. Para mi suerte la primera abre sin problemas y la empujo un poco para ver dentro, por la tenue luz del pequeño salón en el que estoy puedo distinguir una alfombra lila en medio de la habitación y bajo la cama las pantuflas de campana de Campanita.

Entro a la habitación y pongo a Elaine sobre su cama, camino hacia la puerta para cerrarla sin hacer ruido y enciendo la luz, su habitación grita por cada rincón Campanita. La alfombra, la colcha en su cama y la cortina de la ventana son del mismo color, lila. Deduzco que es su color favorito, de otro modo no tendría tantas cosas del mismo color.

Le saco los zapatos y los pongo en el suelo, muevo un poco a Campanita para quitar la colcha, la vuelvo a cargar y la pongo sobre la sabana y la arropo con la colcha. Aparto los mechones de cabello sobre su cara y me encuentro viendo sus labios, esos labios que habían estado cerca de los míos.

¿Cómo conquistarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora