42. Mal entendido

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Capítulo 42

El calor sofocante y el peso sobre mi cuerpo hace que mi cerebro se vaya despertando de un sueño profundo, intento estirar mis brazos y moverme para quedar de lado, pero algo me impide hacerlo.

Abro los ojos, primero el izquierdo y elevo un poco mi cabeza para ver unos brazos musculosos y varoniles que están enredados en mi cintura, el pánico empieza a crecer en mi pecho.

Entonces giro la cabeza y me encuentro con el rostro dormido de Keylan Castle. 

El chico al que le había pedido hace menos de 24 horas que se aleje de mi, como llegue aquí.

Me quedo inmóvil, cuando él aprieta su agarre a mi. 

Observo a mi alrededor, esperando no reconocer el sitio, pero lo hago, es el cuarto de Keylan.

Intento mover las piernas un poco, pero algo no anda bien, siento la piel de mis piernas rozarse entre ellas indicándome que no llevo un pantalón.

¡No! ¡No! ¡No!

Por favor no.

¿Qué hiciste Elaine?

Intento zafarme de su agarre, moviendo sus brazos lentamente, pero al conseguir soltar un poco su agarre, se vuelve a acomodar, apegándome mas a su torso. Lo observo un segundo, para estar segura de que sigue dormido, pero entonces empieza abrir sus ojos, y yo en lugar de empujar sus brazos lejos de mi, cierro los ojos para hacerme la dormida.

—Buenos días Campanita —murmura cerca de mi oído.

No respondo, no puedo hacerlo, no se que decir.

He sido yo la que lo ha buscado cuando le ordene que se mantuviera lejos de mi.

Siento que me da un casto beso en la mejilla y el colchón se mueve, indicándome que se ha levantado. El sonido de una puerta cerrarse, me indica que él se ha ido. Abro mis ojos y me pongo de pie. Llevo un suéter gris de Dorian, y debajo de este mis bragas y mi vestido.

El alivio se asienta en mi pecho, ahora que he comprobado que no ha pasado nada.

No vuelvo a tomar de esa forma.

Observo la habitación, la luz del día ilumina el cuarto, la chaqueta que Keylan llevaba puesta ayer esta sobre su escritorio, la puerta de la habitación esta abierta, mientras que la del baño esta cerrada, solo entro al baño.

Empieza a sonar la regadera, Keylan se esta duchando. 

Es mi momento de salir de aquí, busco mis zapatos en toda la habitación sin éxito. Donde los deje.

Salgo a la sala de estar, buscándolos, pero veo mis bragas que había olvidado la vez que me duche aquí sobre el mueble, las tomo y dando pasos acelerados salgo del departamento de Keylan y voy hacia el de Dorian.

Giro la manija, y me sorprendo al encontrarla abierta.

Con mas calma, la respiración regularizada y los latidos frenéticos de mi corazón normalizándose, entro sin cuidado al departamento de mi amigo. El estomago empieza a rugirme, me meto en la cocina, en busca de un vaso de agua y algo para comer, pero solo veo latas de atún, y comida para hacer. 

Salgo de la cocina y camino en dirección a las habitaciones, pero, Dorian sale de la habitación de invitados usando solo boxers, esta bostezando y sobándose con una de sus manos un ojo mientras que con la otra se estira.

O es lo que hace hasta que me ve, parada frente a él.

—Enana —alega. —¿De dónde..?

No hay necesidad de que termine la pregunta que esta por hacer, porque incluso yo me la hago.

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