11. Sola

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Capítulo 11

Y aquí estoy un día normal de clases escondiéndome, ya saben soy la que se esconde. Hasta ahora he tenido mucha suerte, no he sido encontrada por Keylan. He llegado a creer incluso que sería una gran espía, sería tan buena que nadie lo sospecharía.

—Sigues escondiéndote de Keylan.

Escucho a alguien decir a mis espaldas, provocándome casi un paro cardíaco. Me giro para encontrarme con Dorian mi amigo desaparecido desde la fiesta.

De hecho, también me estaba escondiendo de él, de los vagos recuerdos que tengo de esa noche, él había desaparecido y yo me había ido con mi príncipe de mirada avellana a la habitación de Lia.

—¿Quién dice que me estoy escondiendo? —murmuro tratando de ver a mi alrededor.

No puedo salir de mi escondite sin asegurarme de que no este por ningún lado.

—Que estés tras un árbol, vigilando a los alrededores fuera del edificio de su clase.

Me giro para ver el edificio que efectivamente es el de la clase de Keylan, no estaba vigilándolo, solo estaba esperando a que se fuera antes para poder salir sin preocuparme.

—No me estoy escondiendo.

Replico saliendo de mi escondite de golpe y metiendo un mechón de cabello tas mi oreja.

—Ahora que lo pienso... ¿Te estabas escondiendo de mí también? —pregunta incrédulo.

A veces pienso que mi amigo tiene superpoderes, en especial el de saber lo que pienso. Si me estaba escondiendo de ti.

—¡No!

—Si, claro, anda suéltalo —incita.

Se cruza de brazos y me mira fijamente con sus ojos negros haciéndome sentir pequeña.

—No tengo a nadie amarrado a mi para soltarlo —suelto de sopetón.

Buena jugada.

—Ja. Ja. Muy graciosa, tú sabes de que hablo —se acerca más.

Mientras yo retrocedo un poco más logrando chocar contra el árbol que era mi escondite.

—Querido amigo, lamento defraudarte, pero no tengo el superpoder de leer tu mente —chasqueo la lengua, y le dedico una sonrisa pretendiendo verme inocente de cualquier cosa de la que me pueda acusar.

—¿Qué me estas ocultando? —pregunta curioso.

Pasa una mano sobre mi hombro y la apoya en el árbol tras mi espalda.

—¿Cómo sabes que estoy ocultando algo?

¡Ay no Elaine! Tú y tu bocotá, ¿tan difícil es mantenerte firme en algo?

—Lo veo en tu ojos —me mira alzando las cejas y luego entrecierra sus ojos a la vez que frunce el ceño.

Eso me causa gracia y estoy a punto de soltar una carcajada por su intento de verse intimidante. Pero me mira con advertencia al darse cuenta y la reprimo absorbiendo mis labios para evitar reírme.

—Soy una persona de la que no te esconderías si no me escondieras algo —informa.

Muy cierto.

—Peeero, no es así, ya sabes cómo es mi día a día y créeme estos han sido muy rutinarios. —Lo rodeo y empiezo a caminar en dirección contraria a donde está el árbol y el edificio de la clase de mi chico que no sabe que es mío.

—Entonces ¿Qué paso en la fiesta?

¡Demonios! No esperaba ser descubierta tan pronto. Detengo mi caminata y me giro en mi propio eje lentamente para mirarlo a los ojos.

¿Cómo conquistarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora