Capítulo 09, Parte I:
Lágrimas familiares.
Soy tan buena para decir mentiras,eso vino del lado de mi madre.
Dije un millón para sobrevivir.
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Seguía sentada sobre la isleta de
mármol blanca, intentando regularizar su respiración, sin perder de vista al chico a su lado, quien comía con una calma exasperante un tazón de fresas congeladas que estaban en su refrigerador hacía mucho tiempo. Ya en la soledad, luego de haber casi echado a John Suh con un desespero incontenible, Miranda no recibió ni una palabra de parte del de cabellos azabaches, lo cual la ponía más nerviosa con el pasar de los segundos.-¿No me dirás nada? -Insistió, avergonzada que la encontrase en una situación tan bochornosa.
Pensándolo bien, podía haber sido peor. Al menos no los interrumpió compartiendo la cama o desvistiéndose el uno al otro. El chico frente a ella parecía muy tranquilo, acomando sus gafas en cuanto mordía una fresa helada como si lo sucedido no fuese algo fuera de lo común.
-¿Quieres que te diga algo, noona? -Sus rasgados ojos se perdieron en rendijas, regalándole una sonrisa dulce que le derritió la inquietud que sentía-. Te eché mucho de menos, eso es todo lo que te diré. -Terminó de comer su fruta, y le sonrió aún más para mostrar sus dientes perfectos.
Perdiendo su paciencia ante ser juzgada por su sospechoso silencio, Miranda se rindió y abrazó con fuerzas al muchacho que aún no había tenido tiempo de darle la bienvenida ante tanto apuro. Se juntaron en un gesto cálido, cercano, donde el más pequeño escondió su rostro el hombro contrario como cuando eran niños, en automático. Lee Jeno era por mucho su hermano menos expresivo, el más callado y tímido, pero sin dudas, el que siempre demostraba su amor mediante contacto físico. Extrañaba tenerlo en sus brazos y sentir que aún era un niño, porque en la actualidad, ella lucía muy pequeña al ser abrazada por él y eso era frustrante. Ya su hermanito era sólo un atisbo de los años pasados, convirtiéndose frente a sus ojos en un hombre.
-¿Cómo es posible que cada vez que nos veamos estés tan diferente? -Notando el corte de cabello del menor, y la línea rapada en un lado de su cabeza, le dio un puchero de reproche. Extrañaba a su pequeño.
La última vez que lo había visto, aún podía observar sus ojos oscuros con normalidad. Ahora, estos desaparecían con el largo de su cabellera negruzca, que lo hacía lucir mucho más varonil, acentuando sus facciones duras que, por lejos, lo definían como el que de sus hermanos poseía la viva imagen de su padre. Sin embargo, aunque físicamente eran casi exactos, Miranda sabía que el corazón de Lee Jeno nunca sería tan oscuro como el del hombre que decía amarlos incondicionalmente a través de acciones egoístas.
-¿No me veo lindo, noona? -Jugó, aún abrazándola con fuerza, moviéndola en sus brazos bruscamente para robarle una carcajada.
Miranda hacía mucho no reía tan fuerte, con tanta felicidad.
-Siempre eres lindo, Jeno Lee -Le dijo en inglés, sonriéndole hasta que sus grandes ojos desaparecieron como lo hacían los de él-. ¿Por qué no has ido a casa? -Rompiendo el abrazo, le preguntó algo descolocada cuando su cerebro paró de sentirse contento, dándole una oportunidad de pensar en frío.
Jeno, bajo sus gafas de pasta y metal, lucía cansado. Ella sabía bien que había estado esforzándose en sus calificaciones últimamente, se mataba día y noche estudiando en su habitación, o eso le comentó Mark antes de perder conexión a propósito con sus hermanos. No obstante, existía otro tipo de cansancio en los ojos oscuros del menor, algo que le hundía el pecho con preocupación al desconocer de qué se trataba.
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𝐑𝐢𝐜𝐡 𝐆𝐢𝐫𝐥𝐬 𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐂𝐫𝐲 [NCT REVERSE HAREM]
Fanfiction« Oh, pobre niña rica... ¿O debería decir, pobre niña pobre? » El lugar de una mujer de alta sociedad estaba más que claro: tras las espaldas de un hombre. Miranda Lee no fue hecha para ir detrás de nadie, y le demostraría a cualquiera lo contrario...