Capítulo 20, Parte II:
Lágrimas de amenazas.
Verte esta noche
¿Es una mala idea, verdad?
Verte esta noche
¿Es una mala idea, verdad?
Verte esta noche...
A la mierda, está bien.
Los primeros helados copos de nieve comenzaron a caer cuando aún el ocaso se asomaba por las escarchadas montañas. En tintes naranjas, el cielo colorido y con leves nubes grisáceas, anunció la llegada del invierno mientras Miranda ordenaba los establos del internado. Se había ofrecido como voluntaria cuando su profesora de equitación pidió ayuda hacía tres clases atrás, ella fue la única en levantar su mano, con genuino interés. Verdaderamente, estar cerca de los caballos le tranquilizaba y le alejaba un poco del caos que se condensaba dentro de las paredes rocosas que alberga a los demonios a los que debía llamar compañeros.Era precavida al caminar por los pasillos, observando a todos lados y tragando cada nudo que se formaba en su garganta seca, con el temor tirante de encontrarse a su pesadilla hecha persona. Nathaniel Wong era el último chico al que se quería topar en esos últimos días, sin embargo, por más extensa que fuesen las hectáreas de The Lake Placid, ellos aún compartían casi todas las clases. Su boca se mantuvo cerrada desde aquél incidente tras el baile de invierno, no tenía a quién contárselo y la vergüenza que la invadía en cada parte de su pequeño cuerpo era suficiente para quitarle el habla por completo.
Las miradas fijas, murmullos intensos y risas burlonas no faltaban cuando ella hacía acto de presencia en cualquier área del internado. Por más que no quisiese pensarlo, ella sabía bien que ya todo mundo estaba enterado de lo ocurrido con Nate. Según los rumores, Miranda le había rogado porque tuviese sexo con ella, quitándole su virginidad. Pero la verdad, la verdad era otra, y la chica no tenía voz suficiente para que le creyesen. La primera vez que notó que sus compañeros sabían fue una tarde que se acercó a su casillero y, abriéndolo, encontró una cantidad absurda de preservativos que rezaban en su empaque la palabra "zorra".
Quiso irse en vómito ahí mismo, llena de pena de sí misma. Pero no sé lo permitió al percatarse cómo Wong Lucas le veía a la lejanía con lo que ella asumía que era un distinguible desdén.
—Ey, Lee —Su entrenadora, la Señorita Archibald, era la única persona en la que podía confiar últimamente. Sin una palabra, le permitía comer en su despacho o dejaba que Miranda practicara horas extras en su caballo asignado pese a que esto fuese contra el manual escolar. La joven mujer no decía una palabra al respecto de la rara actitud de la chica, a sabiendas que ese condenado internado estaba plagado de humanos insensibles que no tenían remedio alguno—. ¿No estaría bien que volvieses a tu alcoba? Está comenzando a nevar. —Con una preocupación genuina, dijo.
Miranda había terminado de peinar la crin oscura de Haze, la yegua negra que le habían asignado para sus clases de equitación avanzada. Le gustaba el animal, era majestuosa y tenía un carácter bastante fuerte, diferente a la dulzura que emanaba Shiny, el caballo que le obsequió su padre hacía unos años atrás en su décimo cumpleaños. Frotándose sus sudorosas manos sobre sus prístinos pantalones blancos de montar, ella le obsequió una breve sonrisa apagada a su entrenadora.
—Me siento más a gusto escondiéndome en los establos —Hizo una venia de despedida, conservando sus modales reservados que aprendió desde su niñez—, pero bien, me iré a descansar. Hasta mañana, señorita Archibald.
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𝐑𝐢𝐜𝐡 𝐆𝐢𝐫𝐥𝐬 𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐂𝐫𝐲 [NCT REVERSE HAREM]
Fanfiction« Oh, pobre niña rica... ¿O debería decir, pobre niña pobre? » El lugar de una mujer de alta sociedad estaba más que claro: tras las espaldas de un hombre. Miranda Lee no fue hecha para ir detrás de nadie, y le demostraría a cualquiera lo contrario...