𝐑𝐢𝐜𝐡 𝐆𝐢𝐫𝐥𝐬 𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐂𝐫𝐲 [NCT REVERSE HAREM]

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Capítulo 02. Parte II:
Lágrimas del pasado.

Esa maravillosa única vez que compartimos...

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Entre ceja y ceja se paseaba la cabellera platinada del chico alto que había creído dejar en su pasado. Na Jaemin y ella poco se topaban en el campus universitario a pesar que compartían la misma carrera. Le esquivaba en cada pasillo, jardín o comedor, todo para mantener la promesa que le dio a su hermano menor justo antes que se fuese a Inglaterra a estudiar en Oxford.

Miranda era de memoria larga, muy sentida y sin grises de por medio. No era dura con el que no se lo merecía, pero con el que sí, no dudaba hacerle la vida miserable con tal que pagase por el mal que causó. El que fue el mejor amigo de toda la vida de Lee Jeno no era un mal chico... No, él no lo era; pero se atrevió a traicionar la confianza de aquél chico que tanto lo amaba, y ella no podía perdonarle todas las lágrimas que robó de su pequeño hermano.

Puede que eso la volviese un tanto extremista, pero no contempló ni un segundo el evitar la existencia del chico después de ese incidente de hacía unos cuatro años atrás. Su gemelo decía que era demasiado dura ante un problema de adolescentes que no era de su incumbencia, sin embargo, ella sólo pensaba que Mark Lee era un blandengue de corazón y por ello, perdonó muy rápido a Jaemin a pesar del daño que le causó a Jeno.

—Min-unnie. —La vocecita aguda y dulce le llamó a sus espaldas.

Lavaba algunos platos aunque no le correspondía la cocina ese día. Estuvo absorta en sus pensamientos un largo rato sin prestar verdadera atención al poco esmero que le daba a su labor. Por sobre su hombro encontró la sonrisita de conejo de su única amiga y compañera de trabajo. La chiquilla que era más alta que ella, le entregó algunos platos más, disponiéndose a ayudarle a secar toda la vajilla de relieves bonitos que ella ya había terminado por enjuagar.

—Hoy has estado muy perdida en tu cabecita, ¿sucede algo? —Sus expresivos ojos denotaban la preocupación, viéndose un tanto agobiada.

Negó rápido con su cabeza, rechazando el preocupar de más a la chica de linda sonrisa. En realidad, su pequeña amiga era bonita en todo aspecto. En los meses que llevaba trabajando, se había vuelto tan unida a la pelinegro que, la consideraba un lugar seguro cuando extrañaba mucho a sus hermanos. Miranda jamás había tenido amigos en su vida, no era gran fanática del tener que relacionarse con extraños para llegar a conocerlos a fondo. No obstante, con Kim Jihan fue totalmente diferente.

Al inicio, la chica se mostró tan parlanchina que le recordó a su único mejor amigo, y el evidente rechazo fue automático. Pero la menor había tenido una constancia inexplicable para ayudarle al aprender oficios en el nuevo trabajo, teniéndole paciencia en todas las equivocaciones que cometió siendo aprendiz. Miranda se puso a prueba mucho antes de ser expulsada de casa, tomando un trabajo de medio tiempo en aquél bistró donde conoció a una chica tan suave que le recordaba a los dulces macarrons que lucían en el mostrador.

—Algunas cosas de familia, ya sabes —Le dio una respuesta escueta, a sabiendas que el ceño fruncido no le quedaba bien al tierno rostro de la pelinegra—. Nada de qué preocuparse.

Pero la mirada que le dio Jihan no fue alentadora, pudo darse cuenta de la pequeña mentira.—Dios, ¿embargaron el apartamento de Mark-ssi? —Quiso adivinar de la nada, exagerando sus gestos hasta hacerle reír inevitablemente-. Ven a nuestro departamento, unnie. Papá estará encantando de recibirte, y puedo hacer que mi oppa duerma en el sofá por un par de días. Lo hará con gusto por ti