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Capítulo 22:
Lágrimas del compromiso.

Dijiste que necesitabas mi corazón, entonces lo tienes.

Resulta que no era lo que querías...

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Su corazón corría una ardua carrera, la cual estaba segura que no ganaría en lo absoluto. Con los pulmones quemándole por retener aire en ellos por mucho tiempo, Miranda salió a trompicones del elevador. Parecía moribunda, apegándose a las paredes frías de las habitaciones en busca de un soporte que toda su vida carecía por completo. Agradecía haber perdido de vista a algunos huéspedes curiosos que reparaban en su alterada actitud, regalándole miradillas mixtas, que pasaban de la vergüenza ajena hasta la preocupación genuina.

Hizo un esfuerzo sobrehumano para entrar en su habitación, y en cuanto la soledad de esta la arropó, ella pudo respirar. Sus cuencas anegadas como un par de lagunas en temporada de monzón la delataban, estaba al borde de un ataque de pánico. Cerrando sus párpados dolorosos, Miranda se dejó caer en el cómodo sofá para así adentrarse una vez más en su pasado. La última vez que el par de ojos que eran tan dulces y amargos como el chocolate se posaron en ella, fue la noche que se despidieron para siempre.

Aún, sus palabras daban vueltas en su cabeza, recordándole que ella nunca sería una opción para su vida.

—Mi abuelo me ha obligado a casarme con Wu XiaoMin —Siquiera le podía ver, empacando sus cosas de la academia en su espacioso equipaje.
Miranda se quedó fría, observando su ancha espalda al tensarse ante aquella conversación—. Debemos detener esto que tenemos... Por el bien de ambos. —Su voz grave estrangulada lo delataba, se encontraba al borde de las lágrimas.

Él había cursado el último año de preparatoria en Corea, como estudiante de intercambio del internado en Lake Placid. Se había llevado una inesperada sorpresa al verlo en los pasillos al inicio del curso, y por mucho que quiso evitarlo, ambos se atrajeron como polos opuestos. Cuando aún estaban juntos en Connecticut, ninguno de los dos intercambió palabra alguna al saber que gracias a él Miranda aún conservaba su vida. Los recuerdos de esa época para ella eran muy confusos, sobretodo luego que los Lee amenazaran con poner una demanda en contra de los Wong al haber sido agredida físicamente por Nathaniel.

—¡¿Esto?! —Perdió la cordura y los buenos modales muy rápido, encendiéndose en ira con facilidad. Él aún le daba la espalda, evitando la confrontación—. Maldita sea, te he dado mi corazón en bandeja de plata para que te lo comieras si eso querías, y aún después de todo, ¿te sientes en el derecho a llamarnos esto? —Se rió con un cinismo que evitaba desprender el llanto que se aferraba en su garganta.

Ese que ahora se despedía cobardemente no era su novio. No... Era un pobre fantasma atado a las peticiones de su abuelo, obedeciendo como un perro adiestrado sólo por cumplir con su familia; una familia a la que no le debía nada. Odiaba lo moral que solía ser el chico, tan fiel a la memoria de su padre fallecido, queriendo tomar su papel aunque toda su línea sanguínea renegaba de él como un bastardo.

—Sabes que no puedo negarme a una orden de mi abuelo. Se lo debo todo. —Y le escuchó sorber su nariz. ¿Hacía cuánto tiempo él lloraba? Ella no lo sabía, pero de sólo pensarlo, su corazón volvía a desmoronarse.

—¿Siquiera por amor? —Se atrevió con poco ímpetu preguntar, temerosa de la respuesta.

—El amor nunca será suficiente, Mindy.

No... El amor nunca iba a ser suficiente. Menos en un mundo liderado por deseos egoístas y algo tan sucio como el dinero. En ocasiones, Miranda creía que su estatus socioeconómico iba ligado a la condena de ser infeliz por siempre, sin encontrar una conexión genuina con alguien que la amase de verdad. Y por ello dejó ir sin más al chico del que se enamoró en el mismísimo infierno, el mismo que la salvó de quitarse la vida cuando el peso sobre sus hombros era demasiado insoportable para tolerar.

𝐑𝐢𝐜𝐡 𝐆𝐢𝐫𝐥𝐬 𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐂𝐫𝐲 [NCT REVERSE HAREM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora