Dios bendiga tu destrucción

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Kyle Rodan Blackwell se apoyó oblicuamente en la ventana de la oficina del difunto Duque Edward Liam Blackwell. El jardín central que se veía a simple vista, permanecía bajo nieve, ramas secas y flores de invierno que florecían en hileras. La idea de un momento se rompió con el sonido de un golpe.

—Adelante

Louis Dunst entró. La señora Dunst, con su habitual gesto cortés, se inclinó respetuosamente ante el próximo Duque. Su expresión era tan tranquila como de costumbre, pero no pudo evitar admirar al joven que tenía delante.

Ha crecido muy bien. Además, no podía creer que se haya recuperado tanto sin tener que depender de los nutrientes del remedio. Eso es mucha fuerza mental.

Kyle llevaba un chaleco sobre una camisa de hombros anchos, y una corbata cuidadosamente abrochada con alfiler de perlas. El pelo negro que colgaba a un lado de su hermosa frente, dibujaba una onda de elegantes rizos, y el rostro que se apreciaba debajo rebosaba de fría dignidad. A diferencia de cuando era un adolescente extremadamente quisquilloso y enfermo que sufría de locura, ahora exudaba una dureza tranquila.

Se parecía mucho a su padre, pero algo era diferente. Sus rasgos delicados y seductores, su fina mandíbula y su contorno eran pronunciados. Esta es la energía que su débil padre no había tenido. Una aguda sensación de intimidación recorrió la habitación.

—Joven amo, por voluntad de Su Majestad, la ceremonia de sucesión se llevará a cabo el 5 de marzo. Así que en la última semana de febrero, tendrá que trasladarse a la capital, Hedestad. Si desea partir antes, suspenderemos temporalmente el viento que rodea el mar y navegaremos en barco.

—No, no es necesario ir antes. La fecha será de acuerdo a la voluntad de Su Majestad.

Incluso si el Emperador era solo un títere, seguía siendo el Emperador de una nación. Pero como si no le importara, el joven maestro habló con ironía y desprecio.

—Yo me encargaré de todo lo demás. Dos semanas después de la ceremonia de sucesión, otra ceremonia se llevará a cabo según lo previsto. El anuncio se hará a mediados de febrero. Antes de eso, guardemos el secreto.

—Sí, haré lo que diga. Les diré a la señorita Leticia y a los Dervan también.

Leticia era la hija de Harold Dervan, quien externamente se encargaba de la administración de la mansión del Duque en la isla. Sin embargo, en realidad era la sobrina del Barón Samuel Dervan, quien era colega del Duque de Blackwell y presidente de la 'Asociación de la Iglesia Caelum'. Era obvio por que insistió en poner a su sobrina para la ocasión, a pesar de tener también una hija mayor. Por esa misma razón, el joven maestro estaba haciendo todo lo posible para proteger a Angie Rizdel.

—Joven maestro, en cuanto a 'eso' del sótano....

La señora Dunst se aclaró la garganta y volvió a hablar. Antes de que pudiera siquiera terminar, su garganta se contrajo debido a la tensión. Tan pronto como la palabra 'eso' cayó, el aire que rodeaba a Kyle se volvió sombrío. Ni siquiera Louis Dunst pudo restablecer el ambiente.

¿Cómo es posible que un joven que acababa de cumplir 20 años se sienta tan intimidante? Qué feliz habría estado el primer Duque si viera lo espléndidamente que ha crecido. Claro, si es que puede verlo en un estado normal....

—¿Ha tomado una decisión al respecto?

—Cuídalo hasta que partamos a la capital. Se dice que en este febrero habrá frecuentes tormentas debido a las inesperadas condiciones meteorológicas, si tenemos suerte, los truenos y relámpagos serán perfectos para ese día.

—Pero, como sabe, es imposible lidiar con 'eso'.

—Sí, ni las pistolas ni los cuchillos sirven, y aunque le corten la cabeza, seguirá retorciéndose..... Incluso si lo quemo de pies a cabeza, no morirá. Entonces solo hay una manera. Enterrarlo en lo más profundo de la tierra o del mar.