Dios bendiga tu destrucción

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Angie miró la taza de té y levantó la cabeza. Creyó haber oído mal. Tal vez fue un deseo inconsciente, pero por un momento un débil acúfeno resonó en sus oídos. Sin embargo, no lo escuchó mal.

-Lo sé. De seguro te preguntarás qué estoy diciendo de repente, pero.... me gustaste desde el principio. En el funeral del Duque Edward, creo que me enamoré de ti desde la primera vez que te vi.

-.......

-Debe haber sido demasiado repentino. Lo entiendo perfectamente.

-Michael, Yo....

-¡No tienes que responderme ahora! E incluso si dices que no.... Por supuesto, me gustaría que no dijeras que no, pero.... Está bien. Seré feliz si sólo somos buenos amigos como lo fuimos en la mansión Blackwell.

El mensaje implicaba que esperaría hasta que su corazón se abriera. El silencio fluyó de nuevo. Angie miró sus manos entrelazadas sobre su regazo y no se movió hasta que finalmente abrió la boca.

-Michael, gracias por pensar tan bien de mí. Una persona como yo, que no tiene nada especial que mostrar ni ofrecer....

-¿De qué hablas, Angie? Eres realmente especial. Eres....

Michael intentó protestas más, pero se calló. Los lóbulos de sus orejas se tiñeron de rojo. Angie estaba agradecida, así que tal vez por eso sonrió un poco. En realidad, tenía una cara precaria como si estuviera a punto de llorar.

-Gracias, Michael, pero.... No merezco tu confesión.

Así como no merecía una disculpa de Leticia, tampoco merecía la confesión de nadie. Especialmente si esa persona es un buen chico como Michael.

-De hecho, era cierto lo que Louis vio en la residencia del Duque. Puedo adivinar por qué cambió sus palabras diciendo que era mentira, pero.... es cierto.

¿Por qué? Las confesiones inesperadas fluyeron con calma. En su cabeza sonaba la alarma que le decía que dejara de hablar, pero su lengua se movía libremente. ¿Es porque confiaba en Michael? Incluso si rechazaba su confesión, parecía que no divulgaría imprudentemente lo que había escuchado en este lugar.

-Yo.... Realmente lo amaba desde el fondo de mi corazón. Pero te juro que no sabía que estaba comprometido. Si lo hubiera sabido, no lo habría amado. Absolutamente jamás.

Habría hecho todo lo posible para no amarlo. Habría reprimido sus sentimientos antes de que crecieran y no los habría dejado crecer arbitrariamente. Podía jurarlo por Dios.

-Angie, Blackwell no es bueno. Incluso si no fuera Leticia Dervan, el.... el

Duque de Blackwell....

-Lo sé. Mi estatus....

-No, incluso si fueras un noble, no puedes estar con él. Eso es absolutamente

imposible.

-¿Michael....?

Angie estaba algo sorprendida por su inesperada reacción. Michael estaba hablando como si la razón por la que ella no debería amar al joven maestro, era porque había algo más que la diferencia de estatus y la existencia de una prometida.

-No, no, no. Olvida lo que acabas de oír.

Michael dejó de hablar e inclinó la cabeza. El gesto de cubrirse la barbilla con una mano parecía estar contemplando hasta dónde podía hablar.

-Lo siento, Angie, he estado aquí demasiado tiempo. Me temo que deben estar esperándome, así que me iré hoy y volveré en unos días. Espero que te animes.