Lo que hubiera sido

103 10 0
                                    

Me sostiene las muñecas a ambos lados de mis caderas y se coloca sobre mí acercando su boca a mi oreja.

—¿Alguna vez te han amarrado a la cama? —pregunta en un susurro.

La respuesta es sí, pero me niego a admitirlo, es información que no le concierne saber.

—Por tu cara diría que sí— aparto la mirada y él aprovecha para abrir una especie de puertecita en el cabecero de la cama, de ella saca unas esposas ya enganchadas al cabecero y me las pone sin hacer caso de mi pataleo. Agarrándome las piernas me amarra los tobillos a las esquinas de la cama.

No puedo moverme.

Con el cuerpo tenso espero a que me viole, pero no ocurre, en vez de eso, me coloca un cojín bajo la cabeza poniéndome más cómoda, me coloca bien la camiseta que ya empezaba a enseñar y se tumba sobre mí— sosteniéndose sobre los codos a ambos lados de mi abdomen para no aplastarme— y me observa con una sonrisa.

—¿Me cuentas tus momentos eróticos favoritos?

Me sonrojo y aparto la mirada, él no me lo impide, pero cuando vuelve a hablar me obligo a mirarlo llena de sorpresa.

—No voy a tocarte, pero quiero entenderte y si para ello tengo que escucharte hablar de cómo lo hacías con tu novio... lo haré encantado.

—No quiero contarte esos momentos— frunce el ceño.

—Muy bien, no me cuentes lo que hacías con Aiden, pero ¿qué hacías tú? ¿qué es lo que haces? Eres una chica joven, seguro que te has dado placer a ti misma ¿usas juguetes? Puedo conseguirte los que quieras.

—No uso juguetes— susurro.

—¿Qué haces entonces? — parece realmente interesado, pero esta situación de está dando mucha vergüenza.

—No...

—¿Te da vergüenza? — no respondo— Escúchame un momento: estás aquí y no allí, por lo que no podrás desquitarte con nadie que no sea yo... y estoy seguro de que no quieres ni mirarme a la cara. Tendrás que saciarte tú ¿No podrías al menos decirme cómo lo haces?

—No, y no soy adicta al sexo, puedo aguantarme perfectamente sin follar sin la necesidad de desquitarme yo misma, ¿puedes tú?

Pone cara de pena y yo frunzo el ceño. Puto gilipollas que me ha jodido la vida. Fue por él y por su puñetero tío que empezó todo, y pretende que le diga cómo me ocupo de mi propio placer... la tiene clara.

Elevo todo lo que puedo la cabeza para pegarme a su cara.

—Que te den por el culo— susurro llena de odio y rabia.

—¿Te hace gracia? ¿Te gusta esta puta situación? ¡TE ODIO! Por tu puta culpa fue que todo cambió, si no fuera por tu tío mi hermano no estaría muerto, si no fuese por ti... mis padres y mi hermana estarían vivos— las lágrimas corren por mis mejillas mientras grito todo lo que quería decirle—. Yo habría tenido una vida normal, habría tenido amigos y me habría echado novio, pero tu tío y tú ¡me jodisteis la vida!

Se quita de sobre mí para sentarse a mi lado mientras yo no puedo parar de llorar.

Casi parece molesto y eso hace que lágrimas de impotencia caigan de mis ojos ¿Molesto él? ¿por qué? No tiene derecho a molestarse, no me hubiese secuestrado de mi secuestrador.

—Trato de llevarme bien contigo, pero lo haces muy complicado— dice entre dientes. Yo grito de puro odio—. Deja de gritar, me das dolor de cabeza— murmura.

Me tranquilizo cogiendo aire un par de veces.

—No quiero llevarme bien contigo— digo y él se pone serio, como si estuviese... no sé ¿triste? Vaya gilipollas que es si pensaba que por ser guapo y rico iba a querer llevarme bien con él. Igual si no me hubiese jodido la vida al completo junto a su tío, las cosas serían distintas...

—¿Por qué? — parece cansado, derrotado. Pero yo también y estoy atada a la cama.

—¿Me sueltas? — digo tranquila, él me observa y me observa hasta que se decide por aceptar mi petición sin bajar la guardia, como si tuviese miedo de que lo atacase.

Me incorporo y agarro la manta y la sostengo sobre mi pecho antes de apoyarme en el cabecero y suspirar.

—Elmo— lo llamo y él me presta atención—, de verdad que eres guapo y no pareces un completo gilipollas, aunque lo seas...

—Oye...— se queja, pero yo lo corto.

—Si hubieseis hecho las cosas distintas tu tío y tú, yo ahora no estaría diciéndote esto: quizá, si me hubieses secuestrado al salir del instituto o cuando saliese de fiesta una noche en vez de matar a toda mi familia... ya tendrías lo que quieres. Pero no, no es eso lo que has hecho. Entre tu tío y tú me habéis jodido la vida por completo, podría haber soportado muchas cosas y perdonarlas u olvidarlas porque ya lo he hecho con Aiden y con Marcus, pero lo que jamás podré perdonar ni olvidar nunca...— cojo aire para no llorar— es esa noche en la que vi a mi hermano morir y yo maté a aquel capullo— unas lágrimas se me escapan—. Mi hermano era todo mi mundo y tú me hiciste creer que había muerto para descubrir que no era cierto una década después... pero ahora hubiese preferido que esa noche hubiese muerto de verdad en vez de convertirse en lo que lo hicisteis convertirse.

Giro la cabeza y me lo encuentro con la mirada perdida en la colcha, cuando se gira hacia mí tiene los ojos rojos.

—Lo siento— susurra.

MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora