Plan humillante

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Lo observo sonreírme. No se ve maldad en él, pero las apariencias engañan. Lo más seguro es que a él mismo no le gusten los bichos o que esté tratando de jugar con mis ¿Sentimientos?

Si lo piensas tiene sentido: Ricci le ordena que me haga sufrir y le cuenta que estoy locamente enamorada de otro por lo que él piensa y llega a la conclusión de que un juego psicológico me haría más daño que el propio dolor...

Me estoy haciendo muchas paranoias.

Mi respiración es acelerada. Tengo miedo, lo admito. Es la primera vez que estoy en unas condiciones tan malas en un secuestro, siempre acabo en una habitación lujosa de alguna mansión con tíos que, aunque no quiera admitirlo, están muy buenos y, aunque este ojiazul no sea una excepción, esta "habitación" llega al punto de tener cucarachas y eso es lo peor para mí.

Además, si estas habitaciones bajo tierra están bien escondidas, es posible que Aiden no me encuentre jamás. Moriré aquí de una infección si no hago algo al respecto.

Pero no quiero hacer lo que debo hacer.

Me agarro con fuerza las rodillas que tapan mi cuerpo desnudo, pero cuando el hombre me agarra de los tobillos y tira de ellos con fuerza no puedo detenerlo y acabo con las piernas extendidas. Las abre y yo coloco mis manos sobre mi entrepierna para tapar la vista fácil a mi vagina pero él suelta una risa antes de colocarse entre mis piernas y tomarme las temblorosas manos que, ante su fuerza, no pueden seguir cubriéndome.

Con una mano entre mis pechos me tumba y sostiene con fuerza mis manos a mis costados mientras acerca su rostro a mi entrepierna y besa mi ingle dándome asco.

Susurro negativas que él ignora y comienza a pasear la lengua por mi vagina. Me da asco, pero lo hace terriblemente bien y eso solo provoca más asco en mí.

Mi clítoris está disfrutando, pero mi cerebro no para de pulsar el botón de alarma y mi corazón simplemente llora.

Quiero que pare y no es por la violación, sino porque podría llegar a disfrutar dicha violación. Y eso sería demasiado doloroso.

De pronto se detiene y yo suelto un suspiro tembloroso de alivio.

—¿No te gusta lo que te hago o es la culpa que te corroe quien niega el placer?— pregunta divertido.

Recuerdo a Enzo quien me ayudó a superar la violación de Elmo. Trato de distraerme y no puedo evitar admirar la similitud del nombre de ambos, si Elmo no hubiese sido un completo capullo podría haberme hecho gracia.

"Tienes que saber, Victoria, que el daño más grande que pueden ocasionarte es el psicológico. Ese puedes combatirlo, ignora el dolor emocional, ignora todo y no podrán hacerte daño"— fueron palabras de Enzo. Me lo dijo en una de las sesiones cercanas a mi alta.

Tienes que hacerlo, Victoria...

Imagino a Aiden en mi funeral, roto por dentro hasta el punto de destruirlo.

No. No puedo dejar que eso me ocurra. Debo salir de aquí sea como sea. Me guste o no la manera.

—Quiero que lo disfrutes, niña. Quiero que gimas mi nombre mientras piensas en los cuernos que le estás poniendo a tu novio el narco. Que sufras por placer— susurra a centímetros de mi boca.

Hazlo, Victoria. Tienes que hacerlo, luego ya te lavarás la vagina con legía y la boca con cloro para piscina, pero debes hacerlo... y sin vomitar.

—Ni siquiera sé tu nombre— susurro con una máscara de timidez, escondiendo el pánico.

Sonríe.

—Soy Yago.

Sin darme tiempo a nada, acerca una mano a mi entrepierna y yo jadeo del susto. Mi mirada debe expresar terror y él me sonríe al notarlo.

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