Bueno o malo

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—Vale, creo que debemos sentarnos a hablar— propone Aiden y me mira con una clara decepción, yo bajo la cabeza avergonzada.

Debí haberle contado lo que pasó en el momento, esa misma noche debí haberlo despertado.

Y desde luego no debería habérselo dicho a Marcus antes que a él.

Caminamos hasta el salón y nos sentamos en los sillones, Aiden a mi lado, aunque parece no estarlo, y Aitor frente a nosotros.

—Sé que tendrás muchas preguntas, la otra noche te pusiste muy nerviosa y no pude explicarte nada— Aitor me habla directamente a mí, ignorando completamente a Aiden.

—¿Y bien? ¿Qué es lo que quieres explicarme exactamente? —inquiero molesta.

Molesta porque recuerdo el aviso de Marcus. Molesta porque me siento traicionada. Molesta porque he sufrido más por una mentira que por nada que haya experimentado.

—Quería explicarte por qué fingí mi muerte— le hago un ademán con la mano para que comience reprimiendo lágrimas—. Cuando me dispararon hace once años, me dispararon de verdad, Victoria. Yo andaba metido en el narcotráfico por aquel entonces, ese tío que me disparó fue mandado por mi jefe, él... decidió que quería que yo desapareciera del mapa para poder trabajar mejor con él.

Mis ojos vacilan con echarse a llorar ¿Mi hermano en el narcotráfico? En aquel entonces no me lo imaginaba, pero ahora...

—La bala que me dispararon tenía una especie de veneno paralizante que me dejó muerto por unos días, literalmente muerto, o eso supongo ya que me enterrasteis así— una lágrima se escapa por mi ojo derecho, rápidamente la limpio—. Me enterrasteis vivo, Victoria...

—¿La estás culpando a ella? Tenía ocho años— Aiden habla de forma brusca, Aitor lo mira y niega con la cabeza.

—No, no es su culpa, — me vuelve a mirar— ni tampoco de nuestros padres ni de Carla, fue mi jefe quien llevó el trámite a base de sobornos. Ellos me desenterraron una hora después de que yo despertara...— mira la mesita que hay entre nosotros y aprieta los puños sobre su regazo, le tiemblan las manos.

Me fijo mejor en sus manos, tiene cicatrices en ellos puños. Ha debido de dar muchos golpes.

—¿Por qué ahora? — pregunto seria, él me mira directo a los ojos por un instante antes de señalar a Aiden con la cabeza.

—Por él— al decir aquello, tanto Aiden como yo lo miramos con curiosidad.

—¿Por mí? — la sorprendida voz de Aiden habla.

—Sí— se aclara la garganta—. Como todos los demás están... muertos excepto tú, y estás con él, sé que no corres peligro.

—¿Peligro? — pregunto confusa.

—Su jefe lo habrá amenazado, no podría arriesgarse a que nadie supiera que estaba vivo, fingir una muerte no es barato y no trae buena fama— dice Aiden, Aitor asiente.

—No podía arriesgarme, me dijo que os mataría a todos si alguien me descubría, ya no hay peligro de que nadie más salga mal parado ya que todos menos tú están muertos— le echa una discreta mirada de odio a Aiden—, sé que con él estarás a salvo.

Tomo la mano de Aiden y la aprieto contra mi regazo. Lo miro, aun conteniendo las lágrimas.

—Siento habértelo ocultado— me disculpo—. Necesitaba pensar y lo hablé con Marcus, pero debí habértelo dicho a ti nada más pasar, es algo importante que sé que no debí callar.

Me sonríe con comprensión.

—Tranquila, todo ha quedado en un susto, pero agradecería que me avisases de estos temas a la próxima.

—Te lo prometo— le sonrío y apoyo la cabeza en su hombro para volver a mirar a Aitor.

Desde luego aún tengo que pensar en cómo reaccionar. Lo he echado mucho de menos, he sufrido mucho su pérdida y enterarme de que fue todo un paripé me entristece y me enfurece, por igual.

Incluso el que haya aparecido ahora, sin duda podría ser una trampa porque llevo meses con Aiden, aun siendo su excusa cierta... podría haber venido antes, podría haberme sacado de aquí cuando esto era un martirio, podría haberme llevado con él...

Pero si lo pienso, él y yo somos los últimos que quedamos. No puedo rechazar entablar un vínculo, no puedo negarme rotundamente.

No puedo perderlo otra vez...

Pero no sé si este reencuentro es bueno o malo, supongo que el tiempo lo dirá.

MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora