La muñeca de Liam

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—¿Estás bien?— pregunto notando su pánico. Tiene ojeras y el pelo enmarañado pero debajo de todo eso parece haber una quinceañera.

—Estoy secuestrada, por favor, ayúdame...

—Yo... yo también lo estoy— murmuro sin entender por qué hay otra chica aquí.

¿Es que Aiden no tiene suficiente con arrebatarle la vida en vida a una chica? ¿Tiene que joder a dos?

La puerta se abre de pronto y entra Aiden, quien se queda viendo a la chica con estupefacción.

—¿Qué coño haces tú aquí?— gruñe pasando al enfado.

Me pongo delante de la chica que solloza y trato de calmar a Aiden.

—Está asustada, solo cálmate y hablémoslo— le pido pero me ignora y trata de llegar hasta ella.

—Ella es un regalo que le hice a Liam y ha tratado de escaparse, no me pidas que me calme— pongo una mano en su pecho y niego—. Quítate, Victoria, no hagas como hiciste con tu hermana, tendrá la misma consecuencia.

Se me encoge el alma ante la mención de mi hermana pero no cedo.

—Cuando te calmes me quitaré...

—¡Quítate o no respondo!— grita furioso.

—¡Cállate!— le grito— ¡Acabo de ver cómo asesinas a un hombre, no voy a dejar que le hagas nada a una niña!

Parece que me entiende pero no cede y saca un teléfono de su bolsillo.

—Tú lo has querido— murmura marcando—. Lucas, ven a la habitación de Victoria.

Aiden cuelga el teléfono y me mira desafiante.

—¿Qué vas a hacer?— pregunto asustada.

—Lo que me has hecho hacer— responde.

Mis ojos deben mostrarle mi temor pero parece no importarle, está impasible ante mi miedo.

Le da igual que lo tema.

—Señor— saluda Lucas al llegar.

—Saca a la rubia de aquí— ordena sin apartar sus ojos de mí.

En estas que llega Liam corriendo con preocupación.

—¡Aiden, no encuentro a Nicole!— se detiene al vernos y su preocupación se multiplica cuando entiende lo que pasa.

Lucas se acerca a nosotras para cogerla pero yo no lo dejo acercarse.

—Victoria, haz el favor de dejarme hacer mi trabajo— me pide Lucas en tono serio.

—No voy a ayudar a un mercenario a dañar a una cría ¡No puedes ayudarlo!

—Puedo y tengo que hacerlo, así que, por favor...

Niego con la cabeza y él levanta una mano.

Me preparo para recibir el golpe con los ojos cerrados pero nunca llega. Cuando abro los ojos veo a Aiden agarrarle la muñeca, impidiendo que me golpee.

—Última vez que se te pasa por la cabeza ponerle una mano encima a Victoria— habla sereno, tan sereno que parece psicópata.

—Aiden, por favor, hablemos las cosas antes de tomar una medida desesperada— Aiden me mira de nuevo, sus ojos inexpresivos—. Tienes que ser comprensivo, es una cría y está asustada. Me habrá visto y le habré transmitido confianza, déjala conmigo, que se calme y no le hagas daño.

—Ha sido culpa mía— entra Liam—, he dejado la puerta abierta al salir corriendo por los Morgan y ella ha visto una oportunidad de salir de esas cuatro paredes.

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