—¿Cómo ha ido? — pregunta Aiden nada más ve abrirse la puerta.
Me acerco en un milisegundo a Aiden y vuelvo a engancharme de su brazo.
—Mejor de lo que esperaba— admite Enzo.
—Y... ¿Está bien? ¿necesita algo?
—Victoria ¿puedo contarle sobre las sesiones? Eres mayor de edad, tú decides— me pregunta y yo asiento.
—¿Y bien? — Aiden parece impaciente, supongo que por la preocupación... a ver, yo creo que estoy bien.
—Por ahora está bien, eso sí, en unos meses va a tener estrés postraumático si no lo cortamos de raíz y... bueno, va a tener problemas con el sexo— anda hijo.
—¿El sexo? — Enzo asiente.
—Es normal tenerle miedo a esa clase de intimidad tras haber vivido una experiencia como esa, pero se puede llegar a sufrir un trauma por lo mismo y con el mismo comienzo. Una vez ahí es más difícil recuperarse. Recomiendo que intiméis poco a poco para que pierda el miedo.
—¿Insinúa que nos acostemos? — la pregunta alucinada de Aiden hace a Enzo rodar los ojos.
—No, no me refería a eso... Victoria necesita seguir viniendo.
—De acuerdo ¿cuándo venimos?
—Comenzad a venir los martes y jueves a esta hora hasta nuevo aviso, por el momento, una vez por semana es muy poco para ella.
—De acuerdo ¿algo más? — pregunta Aiden. Enzo niega y me mira.
—Si te sientes cansada descansa y nos vemos mañana. Hasta luego— sonríe.
—Hasta luego— sonrío débilmente. Aiden se despide también y nos vamos, no escucho la puerta cerrarse hasta que llegamos al coche. Enzo aprovecha cada situación para estudiar el comportamiento humano.
Intimar... me temo que va a ser realmente un reto.
Volvemos a casa, donde están todos para almorzar. Nicole ha estado cocinando toda la mañana con la pequeña Lucía y Manuel fue a buscar a Daniela.
Cuando llegamos, Marcus nos recibe en la entrada, se le ve esperanzado, al igual que preocupado. Así que le sonrío para hacerle saber que estoy bien y lo abrazo con fuerza.
—Voy a estar bien, Marcus, puedes estar seguro.
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Mine
Literatura FemininaAl principio pensé que moría, que no podría con aquella situación. El dolor era tan grande y mis ganas de negarlo tan tozudas que yo misma me destruía sin darme cuenta. Hay veces que una situación dolorosa puede hacerte cambiar para bien y darte cue...