Consecuencias

139 12 0
                                    

Me siento bastante peor de lo que pensaba y me paralizo.

He permitido que asesinen a mi hermano, he dado permiso para que le metan un tiro mortal. He deseado que muera y he estado a punto de hacerlo yo misma.

Cuando cojo aire, me centro y camino hasta mi habitación. Me aseguro de cerrar con llave y me meto en la cama con lentitud, hay otra llave fuera y puede entrar si se le antoja, pero sé que no lo hará.

Me atrevería a decir que el único que me ha visto así ha sido Marcus que, sin duda, es a quien necesito ahora. Ni yo misma sé qué hacer cuando estoy así. Es como una sobredosis de emociones, un colapso silencioso, una bomba tras explotar.

Las bombas son peores tras explotar.

Llaman a la puerta y sé que es Aiden, pero ahora me temo que no tengo fuerzas ni de verlo ni de levantarme a abrir la puerta. Yo he dado la orden y él ha apretado el gatillo, ahora no puedo vernos a ninguno de los dos, como vea un espejo, me partiré la cabeza contra él.

—Victoria, sé que ahora debes estar dolida como nunca antes y quiero hacer lo que necesites para sentirte mejor— escucho su voz desde fuera.

No soy capaz de responder.

No puedo ni quiero hacerlo, quiero estar de vuelta a esa época, quiero volver a tener ocho años, quiero estar con mi hermano Aitor, quiero ser feliz con él, crecer como una niña normal... no esto. Lo cambiaría todo si tan solo hubiera podido vivir en la verdad.

En cambio, he vivido en la completa inconsciencia. He sido una ignorante que ignoraba que ignoraba algo y eso es lo peor, que ni siquiera hubo una pista que pudiera pillar para poder plantearme preguntas.

Mi hermano murió cuando tenía ocho años, mi familia me tuvo miedo desde ese entones, Adrián era el único que me entendía, Aiden mató a mi familia, pero ya no era mi familia.

Yo no tengo familia, porque la familia no es quien comparte tu misma sangre, desde luego acaba de confirmármelo uno que comparte mis mismos genes.

No. Yo hace mucho que no tengo familia.

Me quedo allí tumbada, sin saber qué hacer, sin saber cómo calmarme, solo me quedo allí con la mente maquinando a una velocidad que me aturde y, quizá, ese sea mi mecanismo de defensas. Aturdirme con pensamientos en vez de con pastillas, tengo un buen sistema inmunológico ante el dolor mental. Quizá, si no lo tuviera, ya estaría muerta por mi propia mano.

Llaman de nuevo a la puerta y pongo en segundo plano a mi mente para prestar atención. Esto también me lo ha enseñado el ritmo de vida que he llevado, a estar siempre alerta, pero aún estoy aprendiendo.

—Sé que estás ahí, niña.

Niña... y esa voz.

Las lágrimas llegan a mis ojos y es cuando me permito ser débil y vulnerable, el que habla no es Marcus, sino Adrián. Adrián siempre me hablaba con ese apodo cuando estaba mal.

Escucho la cerradura y la puerta al abrirse. Me olvido de todo lo que ha pasado con Marcus y me centro en el espejismo que siempre supe de él. Adrián fue mi salvavidas, fue mi primer amor, aunque no fuese correspondido, fue la persona más importante de mi vida después de mi hermano y se convirtió en ese hermano que creía perdido pero que, realmente, sí que había perdido.

—¿Cómo estás, renacuaja? — me sonríe y cierra la puerta tras él, pero sé perfectamente que Aiden está fuera, esperando por si cualquier cosa para, alerta.

—Adrián...— me deleito en mi propio espejismo, pero él no borra la sonrisa, sino que se acerca a mí y se tumba a mi lado, yo lo agarro de la camiseta y me pego a ella, llorando todo lo que tenía retenido, por minutos, por horas... sin parar, hasta que me quedo dormida.

Quedarse dormida entre lágrimas es, en parte, lo más satisfactorio del mundo porque, de pronto, despiertas sin haberte dado cuenta de que te habías quedado dormida, huyendo de esas terribles noches en las que nos quedamos sin lágrimas y se nos seca la garganta.

Odio llorar hasta dormirme, pero amo dormirme al llorar.

Aunque, quizá sería mucho más feliz si lo no supiera, sería prueba de mi felicidad.

Felicidad que no poseo y que será difícil de alcanzar.

MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora