10:00 pm

58 4 0
                                    

Los siguientes días son un martirio, pero como Lucía se está quedando conmigo, no lo muestro exteriormente, quiero que la niña esté bien y conmigo mal no va a estarlo.

Ha pasado una semana desde esa noche en la que él dejó de respirar y me encuentro conduciendo hacia el cementerio donde se encuentra enterrado. Un ramo de calas blancas a mi lado, sus flores favoritas.

Las cosas esta semana no han cambiado demasiado: como ya dije, Lucía se está quedando con Aiden y conmigo. Nicole y Liam pues son Nicole y Liam y... bueno, esto sí que ha cambiado.

¿Recuerdan la carta que Manuel le dio a Daniela? Bueno pues era una carta de amor y se han ido a vivir juntos. Sí, así de repentino todo. Cada uno cura su dolor como puede y quiere, ellos lo alivian con amor o eso creo porque Daniela no me ha contado mucho, solo que la carta le hace la propuesta de noviazgo de su vida y le pide que se muden juntos para ser felices el resto de sus vidas, obviamente ella aceptó y estuvieron buscando una linda casa familiar antes de comprarla y que Daniela se escapase de casa. Como ya es mayor de edad no habrá problemas legales pero sus padres no estarán nada contentos.

Una vez llego al cementerio me detengo en el aparcamiento, hay un lindo río junto al mismo así que me distraigo mirándolo unos minutos antes de salir y caminar hasta la entrada.

10:05 p.m.

A esa hora murió Marcus, justo hace una semana, siete días. Siete largos días. Y esa hora es la que marca mi reloj.

Exactamente una semana.

Llevo a su tumba y me acuclillo frente a la misma para dejar las flores y dejarme caer hacia atrás en el césped para sentarme.

—Emm hola— mis ojos comienzan a picar pero no me importa, Marcus ya me ha visto llorar muchas veces, no se va a escandalizar... aunque quizás si lo hiciera saldría de esa tumba y echaría a correr...—. Te extraño ¿Sabes? Creo que he desarrollado un sentido de la dependencia en ti y en Aiden. No es algo bueno pero...— me encojo de hombros— bueno ¿Cuándo he hecho yo algo bueno? Soy un desastre de persona y de amiga... es mi culpa, Marcus. Todo es mi culpa.

Un trueno suena como si se quejase de mis palabras pero lo ignoro porque un poco de agua no va a arruinar este ratito entre amigos.

—Lucía está bien, si eso te preocupa, no ha venido porque es muy pequeña y ha perdido a tanta gente que temo que pueda colapsarse de algún modo. Igual le recuerda todo lo que ha perdido...— me comienzo a poner triste por la niña así que sacudo la cabeza antes de sonreír nuevamente— aunque está bien y eso es lo que importa. Ella te quiere mucho, Marcus. En cuanto sea algo más mayor, yo misma la traeré para que veas lo grande que va a estar. Las chicas crecemos desde más temprana edad ¿Sabes? Creo que en unos meses habrá crecido un par de centímetros.

—Perdone— un señor me interrumpe y yo me giro para verlo, claramente molesta—. El cementerio cierra a las 10:30 p.m.

—Muy bien— digo borde sin moverme ni un centímetro.

—Ya es pasada la hora, no debería haber nadie aquí— dice con voz cansada.

—No debería— le repito asintiendo. Asiente conmigo.

—Sí, no debería ¿Podría irse, por favor?

—Estoy hablando con mi amigo muerto ¿Acaso no puedo?— vale, quizás esté poniéndome un poquito violenta pero me ha está interrumpiendo en mi charla con Marcus.

—Sí que puede pero no a estas horas, debo cerrar para ir a mi casa— y agrega— con mi familia.

Vale, Victoria, solo vete y que este hombre pueda tener una linda velada con su viva familia.

MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora