EL JUEGO DE LA MUERTE.

LA LLEGADA DE LA ESTRELLA

THAI

—No puedo creer que te vayas a regresar a vivir a ese pueblo donde tu hermano se cree el amo de todo. Es una piedra en el zapato igual que tu padre. Ya nos habíamos desecho de ellos —.

Mi madre no para de querer persuadirme para quedarme con ella y su novio australiano en las paradisiacas playas de Ibiza, pero realmente llevo viajando tanto tiempo que ya todo me parece lo mismo y necesito un pequeño descanso.

Pensé en irme con mi padre, pero al igual que Nik se siente el amo de Rusia y sus negocios me parecen más peligrosos que lo que sea que esté haciendo mi hermano. Lo llame y dijo que me recibiría unos días en su pequeño pueblo lleno de aduladores que solo lo quieren por la lealtad que le guardan al complicado de mi padre.

—Será solo por un par de meses. La verdad es que creo que tú y tu muñeco de carne y hueso necesitan intimidad —solté una pequeña risita burlona.

—Lo que digas, pero debes saber que lo de Nikolay dejo de ser un juego hace mucho y ahora se convirtió en todo lo que tu padre siempre quiso que fuera —ignore su comentario y seguí metiendo mi ropa en la maleta.

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Un par de horas después ya aguardo en el aeropuerto con mis Airpods bien puestos y unas gafas de sol. Las ojeras en mis ojos azules son evidentes apenas logro dormir últimamente, pero el rubio de mi cabello así como mi alto y esbelto cuerpo no pasan desapercibidos y quiero por lo menos evitar un poco al mundo entero. Ya me he acostumbrado a las miradas. El haber hecho una pequeña carrera de modelo en mi adolescencia antes de que todo me aburriera me regalo confianza como para que unos cuantos ojos sobre mí no perturben mi paz. Aunque no sé qué tan bien lo estoy manejando todo últimamente.

Aviones, autos y demás cosas tuve que pasar para poder pisar la estúpida casa que yace en la colina del pequeño pueblo Siberiano que mi hermano se encarga de reinar a sus anchas.

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Camino de prisa a la puerta antes de que el frio logre congelarme y al instante en que tomo la perilla de la puerta esta se abre dejando ante mí al sujeto más extrañamente perturbador que jamás vi.

—¡Estrella! —grita una voz familiar y quito mis ojos del sujeto en blanco y negro que se encuentra inspeccionándome de pies a cabeza.

—Hola Nik —doy una ligera sacudida a mi cabeza y formo una sonrisa mientras camino a prisa para reencontrar los brazos del sujeto más cautivador que pudiese haber visto. El perfecto galán de mi hermano, pero que la fachada de guapito no confunda al mundo porque lo que esa mente maquina muchas veces pone a temblar a cualquiera.

—Al fin llego mi pequeña estrella —me estruja y yo suelto una pequeña carcajada porque me vuelvo a sentir como la pequeña niña a la que siempre trataba de proteger de todo lo que existiese y que pudiera dañarme.

—¿Qué pasa muerte? Creí que te largabas —giro mi rostro para volver a encontrarme con el sombrío personaje recargado en la puerta observándonos con detenimiento y sin ninguna expresión que pueda dejar ver lo que piensa.

—Deberíamos tomarnos esa copa. Hace demasiado frio para dejar la casa —habla de una manera fría y dura con una voz que logra erizar mi piel y por un segundo un terrible miedo se apodera de mí. Estoy anonadada, es angelical y demoniaca al mismo tiempo.

—Será en otro momento, mi hermana está aquí —suelta Nik con cierta frivolidad.

El sujeto camina firme y ligero hacia nosotros. Con ese aura oscuro al igual que todo lo que viste. Desde ese largó abrigo de lana hasta las grandes botas que calza causan sensaciones que es difícil dejar pasar desapercibidas.

—Un placer —extiende la mano hacia mí y la tomo por cortesía, pero el miedo se instala— Perfecto ahora que nos hemos presentado ya podemos bebernos esa copa los tres —pone una mueca disfrazada de sonrisa en su rostro y yo no puedo parar de mirarlo.

—No es el momento —mi hermano suena más firme y el ambiente se torna pesado.

—No tengo...está bien —titubeo y le regalo una sonrisa a Nik para que se relaje un poco.

—Perfecto —dice el pálido sujeto con cierta chispa en los ojos.

Camino hasta una puerta de donde se asoma el pequeño estudio de la enorme casa y lo sigo.

—¿Qué te gusta tomar estrella? —me pregunta cuando entramos y se dirige con el mismo paso elegante y silencioso al pequeño mini bar que descansa en una esquina de la lujosa habitación de madera oscura y acabados que gritan Rusia por doquier.

—Mi nombre es Thais —comento y se gira para observarme sin pena y sin tapujos. Me desnuda con la mirada y una sensación nerviosa comienza a hacerse presente en mi estómago.

—La flor más bella —murmura con una sonrisa de labios pegados que logra dejar bailando ahora también a mi mente.

Me quedo observándolo de la misma forma, sin pena y ya sin miedo como si una extraña intimidad se hubiese instalado entre nosotros y lo que veo me inquieta. Es extraño a rabiar, pero hermoso y parece que mi cuerpo apenas y puede contenerse de correr a tocarlo para comprobar si es real.

—¿Eh? —frunzo el entrecejo como si no pudiera comprender lo que dice y lo único que pudiera hacer es contemplarlo como a un pintura abstracta.

—Es el significado... de tu nombre —.

—Estrella ¿Por qué no desempacas? Creo que deberías descansar un poco, ha sido un largo viaje —me giro para ver a Nik recargado en la puerta.

Inmediatamente se rompe el hechizo que se instaló en mí. Me encuentro en medio de la habitación sin saber cómo llegue hasta ese punto y eso me perturba y emociona a partes iguales.

—Si tienes razón, necesito descansar —camino hacia la puerta apresuradamente. Me siento tan agobiada.

—Carel —escucho decir y me giro nuevamente viendo como empuja la copa que se sirvió dentro de su boca sin dejar de mirarme — Mi nombre es Carel —pone esa sonrisa de nuevo y lo único que puedo hacer es darme la vuelta y correr escaleras arriba para recuperar el aliento.

OFICIALMENTE EL PRIMER CAPITULO DE MI PRECIOSA HISTORIA DE SUSPENSO. SON LAS FECHAS, OCTUBRE ES UN BUEN MES PARA ALGO COMO ESTO, EN FIN, DISFRUTENLA.

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