MUERTE.—Mierda Muka me encanta tenerte en casa —sonrío mientras me planto delante del sujeto amarrado a la silla de mi pequeño cuarto de juegos.
Farrell se encargó de traerlo y dejarlo listo para mí como siempre.
—¡Eres un puto enfermo! —grito Muka destilando veneno.
Si me pagaran cada vez que alguien me dice loco o enfermo seria millonario.
—Lo que digas —suelto un suspiro profundo —. No quisiera hacer esto, pero, bueno en realidad si quiero. No te voy a engañar —doy un aplauso al aire y me encamino a la mesa donde tengo todos mis juguetes.
Me tome tan en serio mi trabajo del día de hoy que antes de llegar aquí pase a comprar una caja entera de navajas para rasurar. Tengo unas profundas ganas de ver desangrándose a Muka. En realidad, no es él a quien deseo ver morir, pero podía conformarme al menos por un tiempo.
Tomé mi cuchillo junto con la caja de navajas y me puse nuevamente frente a Muka.
—No creí que fueras tan cobarde —susurra.
—¿Disculpa? —frunzo el ceño un tanto divertido por su comentario.
Si algo tengo es que me distingo por no tener ni un pelo de cobarde.
—Lo que escuchaste. Me vendiste a Nik solo para salvarte y poderte quedar con su linda hermanita que no es más que una zorra loca como tú —sonríe.
Suelto una carcajada. Me acerco lentamente a él y me inclino ligeramente para que mi rostro quede a la par del suyo.
—Esto no tiene nada que ver con salvarme. Querido Muka mi destino es igual al tuyo, eso te lo puedo jurar. Terminar muerto no es lo que me asusta. Lo que me da terror es irme de aquí sin poder ver la sangre de todos los que me han jodido en mis manos. Privarme de la hermosa sensación de clavar mi cuchillo en su cuerpo solo para apreciar como la luz escapa de sus ojos. No tienes idea de la paz que me va a brindar poder torturar esos cuerpos y dejarlos sin una gota de sangre —. Sonrió —Y lo mejor de todo esto es que cuando todo acabe por fin podré descansar de esta aburrida rutina de tener que deshacerme de gente estúpida como Pietro —.
Sus penetrantes ojos me observan con tal rabia que logra llenarme de satisfacción el cuerpo.
—Nos vemos en el infierno Carel Madsen —.
Mis ojos se abren y el solo suelta una risa falsa.
—Claro que se quién eres. Es mi trabajo. Padre noruego y una madre inexistente. Naciste aquí en Rusia, pero te mudabas constantemente hasta que tú y tu padre terminaron en América y creo que no es necesario decirte como. Me parece algo sumamente curioso como los Dashkova te encontraron y te trajeron de vuelta aquí solo para hacerte su perra asesina...—.
Antes de que continúe mi cuchillo se clava en uno de sus costados y me basta sentir su sangre caliente para respirar profundamente.
—Tú no sabes nada de mí. No me conoces y estoy más que seguro de que nos vamos a ver en el infierno. En mi infierno personal —.
Saco el cuchillo lentamente, torturándolo y lo entierro nuevamente en una de sus piernas.
Estiro mi mano hacia la caja de navajas y saco una. Voy a disfrutar cada maldito segundo lacerando cada espacio de su cuerpo.
—Diviértete —lo miro mientras camino hacia el reproductor de música y doy a play.
Me tomo mi tiempo como si de una obra de arte se tratase y cuando una de las navajas pierde filo una nueva comienza a trazar finas líneas que hacen brotar un hermoso color rojo. Grita fuerte y mi cuerpo se relaja como si de algún tipo de terapia se tratase. Cada corte le quita unos segundos de vida y a mí me los regala.
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EL JUEGO DE LA MUERTE.
Mystery / Thriller¿Qué puede ser más oscuro que la noche? ¿Qué puede ser más denso que la sangre? ¿Qué puede ser más sombrío que la muerte misma? ¿Qué puede ser más peligroso que el amor? ¿Qué te salva? ¿Qué te libera? Y... ¿Qué es lo que te condena? ¿Cómo esc...