POR TODO LO QUE NOS ROBO

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THAIS.

Avanzamos hasta salir de la cabaña y fuera nos reciben unos cuantos hombres armados.

—Dispara y no te detengas —ordena Farrell.

Le lanzo un par de pistolas y las recibe.

—Hagámoslo —suelto.

Comenzamos a detonar las armas en todas direcciones.

Cae uno tras otro y por apenas unos milímetros las balas no nos tocan.

—Para ser sus hombres ni siquiera saben dar en el blanco, pero admito que son sexys —comenta Farrell mientras le da a uno en la frente.

—Me gustabas más cuando te mantenías callado —digo con sarcasmo.

Suelta una carcajada falsa.

—Dulzura estoy seguro de que si fuera hetero ya abrías caído en mis redes. Todos lo hacen. Hasta el pequeño Fad disfruto de este cuerpecito —.

Me quedo sin balas y le doy un cachazo a uno de los tipos mientras localizo otra de las armas.

—Y pensar que folle con él —digo.

—¡Date prisa! ¡No pierdas tiempo! —grita.

Apunto a un par que tienen acorralado a Farrell.

Sonrió, pero inmediatamente siento como una bala se abre paso en uno de mis muslos.

Farrell dispara y las balas me pasan por un lado de la cabeza. Escucho un cuerpo caer detrás de mí y me lleno de furia.

Sigo disparando sin ton ni son mientras la sangre resbala por mi pierna izquierda.

—¡Tengo que sacarte de aquí! —anuncia el rubio.

Saco una pequeña granada y la lanzo.

—¡Corre! —.

Llegamos hasta una de las todo terreno estacionadas y maniobra hasta que logra ponerla en marcha.

Cuando hemos avanzado un largo tramo escucho un fuerte estruendo. Miro hacia atrás y veo como la cabaña comienza a arder.

—¡Tenemos que regresar! —chillo con la adrenalina a tope y un pequeño quejido de dolor.

Farrell me sonríe.

—No. Él sabe lo que hace y tienes una bala en el trasero. No vamos a volver —.

Vamos a toda velocidad y yo no aparto los ojos hasta que perdemos de vista el lugar.

Tienes que salir de ahí. Todavía me debes un beso y un juego Carel Madsen.





EVAN.

Los disparos de Carel activan las bombas que hay en la pared del pasillo que conduce al patio de la parte trasera de la cabaña. La explosión causa un gran incendio.

Cuando hemos avanzado lo suficiente veo como el humo comienza a hacerse presente por todo el lugar.

—Nos vamos a asfixiar aquí dentro —le digo.

—Camina lo más rápido que puedas. Cuando salgamos al patio podrás respirar, pero mantente alerta. Debe estar por aquí —masculla.

Escucho unos pasos detrás de nosotros. Me doy la vuelta, disparo y dos tipos caen al suelo.

—Estamos cerca —.

Carel camina por delante.

—¡Agáchate! —grita.

Me tumbo al piso y una ráfaga de ametralladora nos recibe.

—No pierde el tiempo. Igual que tú —susurro.

Seguimos pecho tierra hasta que damos con al artefacto activado y Carel lo detiene.

—Parece novato y no sé a qué te refieres —dice con saña.

—Deja de hacerte fantasías con ella —suelto.

Ponemos un pie fuera de la casa y lo veo con un cuchillo en la mano apuntándonos.

—¡Carel! —vocifero.

Se agacha y el cuchillo da directamente en mi pecho. Caigo al piso.

—¡Mierda! —maldice.

Se acerca.

—Resiste hasta que termine con él —.

—Tienes que matarlo. Por todo lo que nos robó —le digo mirándolo a los ojos.

—Por todo lo que nos robó —repite.

Se pone de pie y lo veo correr en dirección a donde se fue nuestro padre.

No importa si tengo que morir mientras ese maldito caiga. Jamás quise esto, no como Carel que lo disfruta como comerse su plato favorito. Me forje en lo único que conocía, pero pude hacer una vida lejos; aunque su legado me persiga a donde vaya. Se volvió el recordatorio de que puedes correr tanto como quieras, pero siempre volverás al mismo punto y hoy se termina.

Mi hermoso sol tendrá que esperar, si no es en esta vida será en la siguiente.

FARRELL.

—Le dispararon en un muslo —le informo al médico.

Llegamos a casa de un conocido de Muerte que siempre nos atiende cuando algo sale mal.

Tomo el teléfono y marco el número que me indico él cuando estuvo trazando su famoso plan.

—¿Quién habla? —responden.

Salgo de la habitación donde le están extrayendo la bala a la rubia.

—Llamo de parte de Muerte. Ya está hecho —digo.

—¿Y él? —me interroga el sujeto al otro lado de la línea.

—Terminando el trabajo. Estoy con la hija de Míjail —.

—Los veo pasado mañana en la casa roja. Pondré a algunos de mis hombres a su disposición mientras cerramos el trato. Tengo unos amigos que están interesados —me informa.

—Ahí estaremos —.

Cuelgo y vuelvo a entrar.

—Esto duele como el infierno —chilla.

—¿Más que la tortura de Hertz? —me burlo.

—Jódete Farrell —dice.

Me echo a reír.

La miro y me doy cuenta de que no tiene ni idea de todo lo que le espera. Matar a su familia es sencillo, lo complicado es todo lo que viene después de eso.

 Matar a su familia es sencillo, lo complicado es todo lo que viene después de eso

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Solo dire que lo el capítulo que sigue es el maldito final JAJAJAJA

Besos de muerte.

EL JUEGO DE LA MUERTE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora