EL JUEGO DE LA MUERTE.

ALGO MAGICO.

THAIS

Mi cabeza da vueltas cuando recupero la conciencia. Veo a Carel tirado a unos pasos de mí y a Evan parado apuntando con una pistola a Nik. Seguimos en el mismo cuarto donde estábamos antes de que Nik golpeara mi cabeza con una pistola y cayera al suelo inconsciente.

—No puedo creer que mi hermano cayera por una bala tuya —dice con expresión apacible pero la voz cargada de rabia pura.

—No son invencibles. El hecho de que tu papi los haya hecho como él no quiere decir que en verdad lo sean. No tienen su toque —comenta burlón Nik.

—Justo lo mismo contigo ¿No? Tan desesperado siempre por atraer la atención de Míjail que vas haciendo un cagadero por todas partes. En fin, nos vemos Nikolay —sonríe.

Un disparo certero en la frente acaba con la vida de mi hermano y yo me vuelvo a desvanecer en el piso.

🦋

Cuando vuelvo a abrir los ojos voy sobre unos hombros que corren a toda prisa por unos pasillos que reconozco pertenecen al sótano del hotel donde se estaba celebrando la fiesta.

—¿Qu-é? —tartamudeo.

—Calma Thais. Estamos saliendo —.

La voz de Farrell me tranquiliza, pero rápidamente recuerdo el cuerpo de Carel tirado en el suelo lleno de sangre.

—Carel —susurro y me retuerzo buscándolo con la mirada.

—Vamos a salir de aquí y después nos ocupamos de él —dice.

Me quedo quieta y en silencio porque veo que alguien corre detrás de nosotros y de pronto las voces y los pasos de más personas corriendo detrás nuestro se intensifican. Nos están alcanzando. 

—¡Rápido! —grita otra voz y un disparo nos hace perder el equilibrio un poco.

—Necesito bajarte para poder disparar ¿Puedes correr? —pregunta Farrell.

—Está bien, puedo hacerlo —le informo.

Me baja y seguimos corriendo en línea recta con Farrell a mis espaldas lanzando impactos. Me cubro la cabeza como puedo. 

Nos agachamos cuando descargan una ametralladora y apenas veo la luz de la calle aprieto más el paso.

—¡No te detengas hasta subir al auto! —grita entre el ruido.

Corro tanto como me dan los pies y al subir una pequeña escalera una puerta abierta da directo a una pequeña calle. Un auto encendido nos espera y subo tan rápido como puedo con Farrell pisándome los talones y aun disparando a diestra y siniestra.

—¡Avanza! —grita.

El coche va a todo lo que da y mi corazón va a salirse de mi pecho. Hemos dejado atrás a los hombres que nos perseguían, pero eso no nos asegura que estemos a salvo.

Unos metros adelante ya más tranquila giro mi cabeza y lo veo.

—¿Qué haces aquí? —pregunto.

—Salvándoles el culo —me sonríe Evan a través del espejo retrovisor.

—¿Y ella? —.

—De nada. Soy la que le informo a Evan lo que estaba pasando cuando vi a Fad llegar a la fiesta cargado hasta las trancas de armas y un montón de sujetos esperando sus órdenes. Si no le aviso los hacen trizas —comenta la pelirroja con altanería.

—¿Dónde está Carel? —comienzo a impacientarme ahora que la adrenalina de hace un rato comienza a abandonar mi cuerpo.

Volteo a todos lados buscándolo.