THAI—¿Qué paso? —pregunta Nik apenas llega al hospital.
—No sé —siseo perdida en mis pensamientos.
—Debes irte —comenta y yo asiento sin prestar el mínimo de atención.
—Iré a casa a descansar un poco —.
—No. No me estas entendiendo. Debes irte de la ciudad Thais a Ibiza o a donde te plazca. No te quiero aquí. Creo que no estás bien ¿Cuánto hace que nos ves al doctor Hertz? —lo encaro con el ceño fruncido.
Un escalofrió me recorre entera solo de volver a recordar esa parte de mi pasado que está enterrada en lo más profundo de mi cabeza. El escuchar ese nombre me descoloca completamente, pero me mantengo entera para no darle señales de nada a mi hermano.
—Estoy bien. No lo necesito —digo.
Estoy molesta, confundida y acojonada hasta los huesos de tener que desenterrar eso que se quedó debajo hace tanto. Ese es mi peor miedo.
Sé que estoy perdiendo los papeles. Con cada día que paso aquí me vuelvo alguien que desconozco completamente o quizá no del todo. Me convierto en esa otra persona que fui. La que odio.
Luego de que muerte desconectara a Fad me arrepentí de la forma tan cruel en la que quise deshacerme del miedo que tenia a que despertara y tener que seguir fingiendo que él era lo que quería. Corrí a conectarlo y para mi fortuna no pasó nada que pudiera lamentar.
Estoy consciente de que en el fondo esa mujer escondida lo deseaba y me cago del miedo de que siga saliendo a flote. No me puede estar pasando esto ahora. Mis alertas se disparan, pero trato de mantener la calma.
🦋
Llegue a casa y casi como acto reflejo quise marcar ese número que una vez me jure no volver a utilizar.
—No lo necesitas —me repito unas veinte veces y en su lugar le marco a mi madre.
—Hola... —digo en la línea cuando me responde.
—Tu hermano me acaba de colgar —.
—¿Qué dice? —sé que ni siquiera es necesario interrogarla porque estoy segura de que le pidió que me convenciera de volver con ella.
—¿Quién es muerte? —pregunta curiosa, pero al mismo tiempo muy cautelosa y no paso por alto que no contesto a mi cuestionamiento.
—Es un sujeto que trabaja para Nik —contesto un tanto nerviosa.
—Has pasado mucho tiempo con el ¿Por qué? —continua su interrogatorio.
—Es... agradable —dudo.
Por supuesto que no es ni de cerca agradable. Es un cabron que logra desbalancearme completamente y que me manipula a su antojo, pero eso ella no tiene que saberlo porque realmente me estoy dando cuenta de que no es así. Pienso que esa persona dormida a medias dentro de mí se identifica hasta cierto punto con el tipo sombrío y atrayente.
—Deberías hablar con Hertz —.
—Creo madre que tú y Nik esta paranoicos. Me encuentro bien y no necesito hablar con nadie —me froto las manos que me sudan horrible por la ansiedad sabiendo que aquí mismo nadie puede ver todo lo paranoica que me encuentro.
A lo lejos escucho pasos acercándome así que decido despedirme de mi madre.
En el momento de tiro el teléfono en la cama la puerta de mi habitación se abre.
Se queda recargado en el marco de la puerta observándome de pies a cabeza por unos segundos.
—Creí que era lo que querías —murmura dando pasos lentos, pero seguros hacia mí.
—¿Por qué lo hiciste? —pregunto aun alterada por todo lo que sucede.
—Tú lo pediste —una media sonrisa se dibuja en su demencial y fascinante rostro.
—No ¿Por qué provocaste el accidente? —reformulo.
—No me gusto que tu atención estuviera puesta en el todo el tiempo —suelta de una manera descarada.
—No te creo Carel —estoy ansiosa, temerosa y me odio por no poder contener ni una de mis terminaciones nerviosas cerca de él. Hoy más que nunca me encuentro perdiendo los papeles.
—Tú no tienes que creerme nada mariposa. En realidad, no me interesa lo que pase con Fad. Es escoria —acorta la distancia que queda entre nosotros y toma mi cabello como siempre lo hace.
—Nik quiere que me vaya —suelto.
Su mirada busca la mía solo para volver a sumirme en ese trance de locura que mantenemos cuando estamos cerca.
—¿Quieres hacerlo? —pregunta y yo niego con la cabeza.
Se inclina y el bello del cuerpo se me eriza.
—Te voy a contar una historia —susurra muy cerca de mi oído.
Lo miro esperando como los niños cuando están a punto de leerles un cuento para irse a la cama.
—Una vez conocí a una chica que estaba tan loca de amor por un chico que era total y completamente diferente a ella. Su familia no la quería cerca de él y entonces se la llevaron lejos ¿Sabes lo que le paso? —niego con la cabeza —. Se volvió loca. Mato a una persona en el intento por fugarse de donde la tenían prisionera y aun así no pudo escapar. Estaba acorralada y no le quedo opción alguna más que acceder. Su familia hizo hasta lo inimaginable para que lo olvidara y continuara con su vida. La sometieron a un tratamiento médico tan horrible y doloroso que cuando terminaron con ella no quedaba más que un robot. Una chica mecánica que hacia todo lo que le ordenaban. Era como una muñeca de carne y hueso. El molde de la chica ideal. Rubia, alta y hermosa —sus palabras calan hondo dentro de mí y me quedo petrificada ahí mismo.
Él no se separa hasta pasados unos minutos. Cuando lo hace me observa fijamente a los ojos.
—Mariposa. Mi hermosa mariposa —susurra y esa sonrisa de maldad pura se dibuja nuevamente en su rostro. La que solo me regala después de haber conseguido algo.
Emprende su camino fuera de mi habitación y yo permanezco en mi sitio tratando de asimilar la espeluznante historia. El frio que recorre mi cuerpo es intolerable.
"llama a Hertz" se repite en mi cabeza, pero trato de empujar la idea lo más lejos que puedo. Si lo llamo solo sería admitir que estoy mal y no pienso volver a ese lugar nunca. Prefiero volverme loca.
ESTÁS LEYENDO
EL JUEGO DE LA MUERTE.
Mystery / Thriller¿Qué puede ser más oscuro que la noche? ¿Qué puede ser más denso que la sangre? ¿Qué puede ser más sombrío que la muerte misma? ¿Qué puede ser más peligroso que el amor? ¿Qué te salva? ¿Qué te libera? Y... ¿Qué es lo que te condena? ¿Cómo esc...